Max Kuehn
Al llegar a Austin en estos días se notaba de inmediato que la ciudad estaba vestida de fiesta, lista para celebrar un festival, que en este caso correspondía al Austin City Limits Music Festival 2013. Era fácil distinguir en el aeropuerto a las personas del ámbito artístico que llegaban: algunos portaban guitarras, otros llevaban equipo fotográfico en las mochilas y varios vestían camisetas de sus bandas favoritas. Incluso, lo primero que preguntaban en la oficina de arriendo de autos era “¿vienes a ACL?”. Como diciendo que en ese lugar el próposito era uno solo: celebrar la música en vivo.