Maratón RATM
Con la publicación de “The Battle of Los Angeles”, Rage Against the Machine consiguió, literalmente, poner el mundo a sus pies. Un disco de increíble factura estética, sonora y lírica, que convirtió a los californianos en una institución musical que había llegado para quedarse. O al menos, eso creíamos.
Desde tiempos inmemoriales, la humanidad se ha visto enfrentada al miedo. Conforme el hombre ha evolucionado, sus nociones se han sofisticado, y la lógica (ya sea de grupo o de algún ente iluminado) ha generado ciertos patrones que se vuelven leyes tácitas. Uno de esos tiene que ver con aquello que molesta, incomoda o -incluso- aterroriza: ignorarlo.
Calentamos los motores para la presentación de Zack de la Rocha y sus secuaces en Chile, comentando toda su discografía.
Violeta Parra escribió ‘Y Arriba Quemando El Sol’ hace casi medio siglo y hoy la canción podría musicalizar, perfectamente, la tragedia de los 33 mineros atrapados y usados por el gobierno con fines proselitistas. Por ejemplos como aquél (y varios más), el catálogo de la cantautora es considerado clásico e inmortal. Pues bien, las letras del primer disco de Rage Against The Machine caen dentro de la misma categoría. A 18 años de su aparición, el discurso del cuarteto angelino conserva la validez y su talante mantiene la misma peligrosidad de comienzos de los ’90. Una situación de doble lectura: es reconfortante ver que una obra artística adquiera carácter de perenne, pero es una pena comprobar –a través de ella- que la sociedad va de mal en peor.