Jeremy Gara
Tras haber logrado uno de los mejores debuts de su década (y de este siglo) con “Funeral” en el 2004, había expectativas no menores en lo que podría hacer Arcade Fire a continuación. Si bien la verdadera y transversal masividad aún estaba a algunos años de distancia, era innegable que el conjunto ya había atraído la atención tanto de la prensa musical como de aquellos que están siempre a la búsqueda de “la próxima gran cosa”. En unos y en otros se repetía la pregunta: ¿cómo afrontarían los canadienses la posibilidad de sufrir el síndrome del segundo disco?