Especial Arcade Fire
¿Qué pasa cuando una banda que podría considerarse alternativa alcanza la masividad total? ¿Qué pasa con su hambre, con su esencia? ¿Cambia o se mantiene? En el caso de Arcade Fire, la respuesta es una combinación de ambas. Y es que al haber alcanzado el status de cabeza de cartel, los canadienses tenían la libertad de hacer lo que quisieran (como ha demostrado tanto la campaña previa a este elepé como su promoción). Eso es “Reflektor”: el disco doble que querían hacer. Un trabajo que muestra a las claras su nueva categoría de “grande”, a costa de su urgencia.
Tal vez un disco titulado “The Suburbs”, con una portada difusa que deja entrever un auto, una casa y un árbol no sea precisamente algo atractivo. La unión entre carátula y título parece muy literal para ser cierta. Pero ese mismo álbum ha recibido gloriosos premios y cuantiosos elogios por parte de la crítica. ¿Qué es lo que lo hace tan grande? ¿Será su temática, su lírica, sus sonidos barrocos? ¿Su innovación extraña, tal vez? Es difícil decirlo, porque a fin de cuentas la respuesta es una mezcla de todo aquello y más.
Tras haber logrado uno de los mejores debuts de su década (y de este siglo) con “Funeral” en el 2004, había expectativas no menores en lo que podría hacer Arcade Fire a continuación. Si bien la verdadera y transversal masividad aún estaba a algunos años de distancia, era innegable que el conjunto ya había atraído la atención tanto de la prensa musical como de aquellos que están siempre a la búsqueda de “la próxima gran cosa”. En unos y en otros se repetía la pregunta: ¿cómo afrontarían los canadienses la posibilidad de sufrir el síndrome del segundo disco?
Win Butler y Josh Deu se conocieron en el colegio, entraron a la misma universidad y crearon una banda. La bautizaron Arcade Fire. El primero cantaba, el segundo tocaba guitarra. Poco a poco, se unieron nuevos integrantes. Llegó el verano del 2003 y grabaron un EP homónimo que recibió críticas positivas, en su mayoría. Cambiaron de formación. Y el frío invierno del 2004 arribó, acompañado del fallecimiento de nueve familiares de miembros del grupo. En esos momentos, el nombre “Funeral” sonaba perfecto para su disco debut.