Hace años (¿o acaso habría que decir ya década?) la llegada de un nuevo disco de U2 hacía que toda la sociedad se parase, dejase sus quehaceres habituales y escuchase (con mayor o menos devoción) el nuevo single de los irlandeses. Hubo momentos de incontestable calidad como la llegada del “Achtung Baby”, grandes polémicas como el “Zooropa” o la entrañable locura del “Pop”. La conciencia de banda antes que el producto prefabricado continuaba a pesar de que Bono y sus chicos ya no eran los mismos de los tiempos del “Boy”. El comienzo de ese nuevo cambio fue la llegada de uno de los discos más recordados por el gran público (que no por los fans): el luminoso “All That You Can’t Leave Behind”. Tras el despiporre de humor de sus dos últimos trabajos, Bono apelaba nuevamente a la épica y se transformaba en el mesías incontestable que siempre había querido ser. Al igual que aquel legendario rey que convertía todo lo que tocaba en oro, Bono transformaba en trascendente todo sobre lo que hablaba. Su carrera hacía la santidad se disparaba. Han sido años de colaboraciones absurdas, Lara Croft y las meriendas-cena en la O.N.U. Un nuevo personaje de Bono al que añadir a su galería. Pero este no es tan carismático como The Fly y sí mucho más aburrido. Lo políticamente correcto no interesa tanto, aunque se descubran aventuras con jovencitas. Siguiendo su última moda por los títulos largos, este 2009 nos traen “No Line on the Horizon”, el cual no llega a ser el anunciado retorno de U2 al rock. A pesar de contar con un más que esperanzador comienzo gracias al tema que da nombre al disco y a “Magnificent” (dos temas que son de lo mejor que la banda ha hecho esta década), el disco termina por diluirse en una serie de canciones que no dejan de ser una repetición de sus últimos errores. El éxtasis de Bono en “Moment of Surrender” llega a ser sonrojante tanto por la vacuidad (formal y conceptual) de la propuesta como por su duración. A pesar de remontar por momentos en “Unknown Caller” y parte de “I’ll Go Crazy If I Don’t Go Crazy Tonight” todo sigue igual. El mayor inconveniente de este “No Line on the Horizon” es que no se encuentran signos de verdadera genialidad que sí que se pueden exigir de un grupo con el recorrido de U2. El problema es que estas composiciones (salvo las dos primeras de verdadera calidad) podrían ser interpretadas por bandas de nueva hornada como Coldplay o The Killers sin notarse la diferencia. Las voces de Chris Martin o Brandon Flowers (nuevos colegas del reconvertido hombre tranquilo) no desentonarían si fuesen los encargados de interpretar estos nuevos temas. No es bueno que el propio artista se transmute en su propio impersonator. Llega la hora de “Get On Your Boots”, inexplicable primer single que hace que añoremos la grandiosidad de “Discotheque”. Que el propio Bono hable de su ego en “Stand Up Comedy” provoca más de una sonrisa, mientras que “Fez-Being Born” y “White As Snow” se convierten en sendos quiero y no puedo. “Breathe” es un correcto tema de relleno y el epílogo con “Cedars of Lebanon” funciona mejor de lo que parece. Cincuenta y cuatro minutos que lejos de ser los mejores de su historia, barren por completo el ambicioso y fallido manual para desmontar una bomba atómica.
6,5/10