La pista de baile es el hábitat natural de Tunacola, trío para el que la cultura pop es una fuente de infinita sabiduría. Así lo ilustra en su debut homónimo la canción ‘Miami Vice’, en que los santiaguinos samplean ‘The Rhythm of the Night’ de Corona, comparan a Ricardo Montalbán con Dr. Dre, citan a Kool and the Gang y fantasean con tomar Kem Piña sobre el auto de la serie ochentera que titula el corte. Y todo cantado en el lenguaje oficial del pastiche, el spanglish, que les permite –entre otras libertades idiomáticas- autodenominarse “tres motherfuckers encendiendo tu nightlife”.
Derivativo sin lugar a dudas, el trabajo de Tunacola amalgama la filosofía de los ocho bits (en el disco hay agradecimientos a las viejas consolas de Sega y Nintendo) con la chispa del pop electrónico que descargan nombres tan disímiles entre sí como Datarock y Black Eyed Peas. El artífice de esta amalgama de referencias es el fundador, líder y miembro menos conocido del empalme: Ric, quien -a la usanza ramonera- usa Tunacola como apellido. Un personaje con estudios formales de composición, cuyo pasado incluye estancias en proyectos de punk, fusión latinoamericana, electrónica, improvisación y música de cámara.
Aquel voraz sincretismo se alimenta con la dulzura de Paz Court (Jazzimodo) en la voz y el taquillero DJ Caso en las tornamesas, quienes completan la formación y le dan ribetes de superbanda a este trío, nacido en 2009 y fogueado en decenas de festivas tocatas que han afinado su sentido del entretenimiento, de lo que divierte. Gracias a esa noción, Tunacola no cansan con el frenetismo de sus beats porque disponen momentos para refrescar el ambiente, como cuando usan glitch para jugar a ser Björk en ‘Lotaedra’ o se animan a inyectar folclor andino en ‘Polaroid Flashbacks’, junto a Tea Time. La canción que cierra el disco se llama ‘Bailar es pensar con el cuerpo’. Si la idea es cierta, este grupo tiene el coeficiente intelectual de un superdotado.