Mucho han cambiado las cosas para The xx desde su visita anterior a Chile, cuando debutaron en escenarios locales con un concierto en Chimkowe. En ese entonces era un grupo ascendente, tras la publicación de Coexist, su segundo trabajo (quizás un poco más irregular que su extraordinario debut), pero que los consolidó como un nombre importante de la escena internacional. Ahora llegaban como uno de los punteros que pueden encabezar festivales masivos (por ejemplo, el Primavera Sound de este año), gracias a la excelente acogida de su tercer trabajo, I See You, que los ha lanzado a un estrellato más global.
El tiempo no ha pasado en vano y la experiencia del álbum en solitario de Jamie Smith, bajo el nombre de Jamie xx se nota en el disco y mucho -afortunadamente- al verlos en vivo. Esa onda expansiva que se les cuela esta vez, no los hace renunciar a la sutileza que los caracterizaba desde sus inicios, puesto que el setlist es generoso con su primer trabajo, poniendo al inicio -de manera estratégica- ‘Crystalised’, la canción que los catapultó al éxito.
Aunque la puesta en escena no podía ser más sobria, con apenas unas columnas luminosas haciendo juegos, la banda tuvo el horario a favor. La noche parece ser el acompañamiento perfecto para una propuesta que puede pasar de lo íntimo a lo festivo, en un viaje que define de manera exacta la banda sonora de la juventud: de la soledad meditativa en la habitación acompañados por, por ejemplo ‘VCR’, a lo expansivo de la pista de baile en la muy Everything But The Girl de la última etapa, ‘Dangerous’.
El momento más impactante, sin embargo, lo consiguen con los elementos mínimos. Romy Croft dice sentirse desprotegida y vulnerable al interpretar ella sola, con la guitarra, ‘Performance’. Quizá es un alarde gratuito para conseguir la complicidad del público, pero, es evidente, que el calor que le devuelve este demuestra que un truco tan sencillo sigue funcionando cuando el rock -y su espectáculo- va camino de sus setenta años de existencia. No por muy usado que esté un recurso como este queda obsoleto. Confirmado.
La parte final del concierto se transforma en una discoteca y se adapta mejor a la sonoridad bailable de su último trabajo. Antes del bis no dejan pasar la ocasión de recuperar un tema del mismo Jamie xx, ‘Loud Places’ (no por casualidad Romy la canta en el disco de este), y todo el escenario se convierte en una fiesta. Para el bis dejan una de cada disco: ‘Hold On’, el excelente primer single de su nuevo albúm, la instrumental ‘Intro’, que sigue funcionando a pesar de la sobreexplotación en publicidad, y ‘Angels’ de Coexist.
Como siempre, habrá quien eche de menos la parte más intensa y melancólica de la banda, frente a la más expansiva actual. Lo que es innegable es que su crecimiento en el vivo (que siempre fue su punto débil), se ajusta a este nuevo estatus de agrupación de primera fila a nivel mundial. Y, eso, debería alegrarnos si nos gusta tanto la música. El triunfo de los buenos.