Volver al estudio tras seis años es algo que no se cuenta todos los días. Después de una pausa de tal calibre, pocos son los proyectos que se retoman intactos: la gran mayoría, oficialmente o no, son desahuciados por sus ejecutores. Pero no en el caso de The Versions, quienes en el marco del octavo aniversario de su casa disquera anunciaron el lanzamiento de su segundo disco. El sucesor de su debut homónimo, allá por el 2004. Y como es lógico, el tiempo no ha pasado en vano.
Hay cambios, son buenos y atañen a múltiples aspectos. A diferencia de su predecesor (un homenaje a bandas y nombres seminales, un honesto recuento de influencias sonoras), “Resurrection Hotel” es un compendio de composiciones inéditas, todas firmadas por este trío de sospechosos habituales. Un álbum a la altura del estado actual de la música chilena, de esta escena que pasa por un gran momento. Con una ecualización envidiable y rica en aciertos, este trabajo se puede parar de igual a igual con cualquier otro registro fonográfico del último tiempo. En cuanto a perillas y post-producción se refiere, éste quizás sea el mejor producto que haya salido de los estudios de Algo Records.
Años de experiencia previa, que entre fines de 2009 y comienzos de este 2010 fueron puestos al servicio de once tracks cuyo origen, a simple oída, puede resultar incalculable. Y sí, las triquiñuelas técnicas algo tienen que ver, pero el gran mérito está en la materia prima misma, en la razón de ser de todo esto. En un conjunto de canciones con una impronta que va más allá de lo meramente setentero o vintage. En un sonido, lisa y llanamente, clásico, y sin limitaciones. Si estuviéramos hablando de póker, ésta sería una mano en que The Versions no se guardó nada: guitarras eléctricas y acústicas, pianos y contrabajos, armónicas y lap steels, sicodelia y rocanrol, todo ello guiado ese espíritu que no se extingue y se agradece.
Con líricas -era que no- en inglés (de hecho, sólo dos temas están titulados en español) e invitados de la casa (Bernardita Martínez de Guiso, Alejandro Gómez de Alamedas, Rafael Astaburuaga de The Ganjas e incluso el mismo Perrosky), éste es un paseo por humores e ideas que no aburre ni presenta desperdicio. Más de una hora de un tracklist bien escogido, que mezcla altos y bajos a placer. ‘Mr. Light’ que pide bar a gritos, ‘Vamps’ que casi roza lo primaveral, la letanía de ‘Bleedin’ Together’ tras la -literal y figurativamente- enorme ‘Rollin’ Out Law’. Melodías que, en más de una ocasión, piden ser escuchadas con no demasiada luz, pero que se dejan disfrutar con o sin condiciones ideales.
Maquieira, Mariño y Benincasa podrían haber dado este grupo por muerto. Haber seguido con los caminos que los han mantenido ocupados y les han dado buenos réditos durante este último tiempo. Pero no lo hicieron, y los amantes del buen rock, y la buena música, les deben (debemos) dar las gracias por ello. Porque este “Resurrection Hotel” resultó ser mucho, mucho más que un lanzamiento cualquiera en este Diciembre. Es un discazo, y no merece ser pasado por alto.