Tuvieron que pasar siete años para que los oriundos de Ohio regresaran al país, luego de su participación en el primer Lollapalooza Chile. Esta vez de The National volvía a presentarse en la explanada del Parque O’Higgins con un rodaje más fino y curtidos en excelentes resultados, gracias a sus discos Trouble Will Find Me (2013) y Sleep Well Beast (2017), pero en esos azares que solo el destino sabe jugar magistralmente, la banda brindó un excelente show pero que careció de sus singles más populares, dejando con ganas a los fanáticos que esperaban ansiosos los éxitos que han cosechado durante el tiempo de ausencia.
Mientras David Byrne se despedía de su alta cátedra, Matt Berninger saltaba a escena con ‘Nobody Else Will Be There’, parte del último trabajo en estudio de la banda, acompañados de vientos y percusiones, aditivos que engrandecían la propuesta de los norteamericanos. ‘Don’t Swallow The Cup’ fue la primera en encender los ánimos del respetable. La profunda y envolvente voz de Berninger atrapaba a cada uno de los asistentes, haciéndolos pasar por un verdadero trance durante ‘Bloodbuzz Ohio’ y que fue en gran medida apoyada por el marcial ritmo de Bryan Devendorf en batería.
También hubo tiempo para revisar parte del elogiado Boxer (2007) junto a la dupleta de ‘Squalor Victoria’ y ‘Slow Show’. La destreza de Devendorf se aliaba con los distorsionados riff de Bryce Dessner en ‘Day I Die’. Los puntos más altos del show llegaron al final con ‘Mr. November’ y ‘Terrible Love’, canciones en donde un furioso Berninger hacía rasgar la voz al punto del grito descarnado y con una banda que llegaba límite del estruendo.
Si bien lo que se vivió en el VTR Stage fue una catarsis sonora y con un show de nivel mundial, The National quedó al debe en cuanto a resultados prácticos con un setlist que dejó inconforme a muchos, pero que siembran la esperanza para algún futuro show, ojalá en solitario, porque lo de hoy dejó un claro gusto a poco. La tercera siempre es la vencida.
*Fotos: Karla Sánchez