Pocas cosas más jodidas hoy en día -en cuanto al mundo de la música se refiere- que ser una banda británica cuyos primeros discos causan impacto. El nivel de presión que esto acarrea es, digámoslo, ridículo. Sí, las expectativas siempre han sido tema a la hora de hablar de artistas jóvenes, pero ahora se disparan demasiado alto, muy fácil. Ejemplos sobran y The Horrors cumple con todos los requisitos para ser uno de ellos.
Su segundo álbum, “Primary Colours” (lanzado el 2009 por el mismo sello), recibió atención a raudales meses antes de que saliera a las calles, y fue considerando como uno de los mejores de ese lustro. Tal situación suele transformarse en una carga, pero ése no fue el caso con este quinteto inglés. Al contrario: desde el primer hasta el último minuto de “Skying”, su última producción, suenan como si tuvieran muchos más años de circo de los que ostentan en realidad.
La explicación es simple, pero rotunda: confianza. En su justa medida, no tanta como para caer en ínfulas de grandeza, aunque sí la suficiente para darle rienda suelta a la libertad creativa y enriquecer el garage y la sicodelia que los caracteriza. Para abrirle la puerta con confianza a los vientos que adornan una ‘Still Life’ que se agiganta con cada acorde sin dejar de serles suya. Para sacar un hit tan automático como ‘I Can See Through You’ sin traicionar un ápice su sonido. Para cerrar su tercer largaduración con un tema de casi ocho minutos (‘Oceans Burning’) que evoluciona y nunca se vuelve abúlico. Diez canciones en total, llenas de dinamismo. Sin tiempos muertos ni puntos bajos.
Hay quienes colapsan ante la presión, y hay quienes se crecen ante ella. En este caso las expectativas no hicieron más que sacar lo mejor de The Horrors, en un disco redondo donde todo encaja en su lugar con facilidad. Aquí, la atención no sólo es bienvenida: es merecida.