Un fondo rosa dominó el escenario y The 1975 empezó con ‘Love Me’, su corte más funk, que recuerda a ‘Fame’ de David Bowie. El Itau Stage no había tenido el mejor sonido durante la jornada del sábado, hasta la salida de los oriundos de Manchester. Hay que prenderle velitas a sus sonidistas.
Matt Healy vistiendo un traje, regalaba movimientos teatrales, dominando el escenario y los suspiros de las primeras filas. Tomando pausas para prender un cigarro, tomar una copa de vino o cantarle a la cámara. Mucha onda, mucho personaje. En el público predominaban las jóvenes, se podía observar cómo algunas lloraban o gritaban, pero también se pudo observar como algunos curiosos se acercaban, conformando una audiencia heterogénea. The 1975 suena mucho mejor en vivo que en sus discos, son más cálidos y menos envasados. Temas como ‘Heart Out’ toman un tinte más maduro, además. El saxofón fue uno de los protagonistas en todo el set, con sonidos que recordaban a las mejores obras de Phil Collins o Peter Gabriel. La vena pop nunca desapareció, plantándose orgullosa en temas como ‘Girls’ o UGH!.
El show terminó con ‘The Sound’, todos bailando, el público saltando sin que los últimos rayos de sol importaran. The 1975 en vivo deja claro por qué tienen una audiencia tan fiel. Buenas canciones que toman lo mejor de las últimas tres décadas de la música, lo condensan y lo entregan en formato de chicos bonitos, histriónicos y con onda. Mucha onda.