Los músicos que lanzan un primer álbum, si continúan haciendo carrera, deberán tarde o temprano enfrentar la presión de su sucesor. Los artistas que tienen discografías tremendas y sacan nuevo material tienen un obstáculo de mayor dificultad que superar: el legado. Que su propio catálogo sea el sistema de medición con que estas canciones “modernas” sean analizadas. Y cuando se trata del regreso de un grupo como Soundgarden, icónico dentro de su género, todo se vuelve aún más complejo.
En una era en que se insiste en decir -cada vez que hay excusa para ello- que el rock está de capa caída, la reunión de uno de los denominados cuatro grandes del grunge fue una noticia recibida de manera jubilosa all por el 2010. Con formación intacta, Chris Cornell y compañía (Kim Thayil, Ben Shepherd y Matt Cameron) fueron recibidos (tanto por antonomasia como por defecto) como gigantes en su segunda venida. Las expectativas ante la perspectiva de temas frescos se dispararon; el anuncio de un sexto álbum generó intriga por todo el orbe y celebraciones espontáneas entre los hijos perdidos de Seattle (o, más bien, de aquel Seattle) que con orgullo muestran sus credenciales.
Pero luego, en abril del 2012, vino ‘Live To Rise’. Tal vez una de las canciones menos inspiradas que haya rotado por el dial, cosa que ocurre hasta el día de hoy sólo por tratarse de Soundgarden. Por dejar que el nombre y el significado histórico de su primer single nuevo (no un lado B remasterizado, como ‘Black Rain’ o ‘The Telephantasm’) desde ‘Bleed Together’ (1997) ocultaran el sencillo más flojo de su carrera. Si se era capaz de mirar más allá del mito, las dudas aparecían, inevitables. Y sólo quedaba esperar hasta noviembre para recibir una respuesta.
Hasta que llegó a nuestros oídos “King Animal”. El regalo prometido, a dieciséis años de “Down on the Upside” (1996). Trece tracks que, para bien o para mal, se sumaron a un legado con muchos puntos altos. Aún para el oyente casual de los ‘90, el que reconocería buena parte del recopilatorio “A-Sides” (1997), los estándares de esta banda son altos. Y es por eso que sorprende un comienzo tan tibio como el que ofrecen ‘Been Away Too Long’ y ‘Non-State Actor’, el desabrido un-dos que da inicio a esta obra. La fe, por suerte, es restaurada de inmediato por una ‘By Crooked Steps’ digna de dos décadas atrás. Sin embargo, una reflexión ya es inevitable: esta placa no va a ser una obra maestra.
De ahí para adelante, todo es contraste. Puntos altos, como ‘Bones of Birds’ (uno de esos raros momentos donde versos y melodía calzan de manera memorable), ‘A Thousand Days Before’ y ‘Black Saturday’ (ambas a su manera, una suerte de relectura de cierto sonido con un dejo amable, apreciable en el trabajo previo del grupo). Puntos inofensivos, como ‘Blood on the Valley Floor’ (una referencia bélica interesante, no la primera ni la única de este elepé, perdida al intentar recapturar una fórmula antigua), ‘Worse Dreams’ (buena idea, extraña ejecución) y ‘Halfway There’ (digan lo que digan, una canción perdida del repertorio solista de Chris Cornell). Y puntos que ni de una ni otra forma entraban en algún álbum anterior (‘Taree’, ‘Eyelid’s Mouth’, ‘Attrition’, ‘Rowing’), por la simple y sencilla razón de que no están a la altura de ese injusto, pero inevitable estándar que es el catálogo.
“King Animal” es una introducción amable a Soundgarden para nuevos conversos, aquellos que durante más de una década se unieron al circuito de consumo musical y no conocían al grupo más que por un par de singles (entiéndase, por supuesto, como ‘Black Hole Sun’ y otro a gusto del chef). Ellos son quienes más deben haberlo disfrutado, porque carecían de algo que tanto los fanáticos como los respetuosos de su legado traían consigo: expectativas altas. Y en esa frase, la segunda palabra es la clave. Esperar un buen disco era inevitable. Tuvimos que conformarnos con un disco con buenos temas. Pero muy, muy poco de aquel modelo original que fue descontinuado en 1997.
1. Been Away Too Long
2. Non-State Actor
3. By Crooked Steps
4. A Thousand Days Before
5. Blood on the Valley Floor
6. Bones of Birds
7. Taree
8. Attrition
9. Black Saturday
10. Halfway There
11. Worse Dreams
12. Eyelid’s Mouth
13. Rowing
Soundgarden es la banda que cerrará el Claro Stage este domingo 30 de marzo como parte de la segunda jornada de Lollapalooza Chile 2014, a realizarse en el Parque O’Higgins de Santiago.