Once canciones como balas de una metralleta para el todo o nada. Ser, una vez más, la banda de ‘Chasing Cars’ -también conocida como el OST perfecto para cualquier serie trágica del corte médico o adolescente- o darle el brazo a torcer al destino que te tiene en charts por un hit, destino injusto si consideramos que Snow Patrol es una banda con dos décadas que ha hecho y deshecho bastante a su antojo, en su línea sonora, claro.
El VTR Stage como escenario elegido para recibir a los europeos, que tuvieron un panorama bastante plano. Dijeron que son viejos, cosa que se puede entender considerando que el promedio de asistentes aún está en el colegio, pero no fue justificativo suficiente para la poca emoción que tienen en su repertorio, que a ratos llevó la monotonía de pegar canciones como un letargo más largo de lo necesario.
Un regreso a Chile que nos deja con gusto insípido. Correctos en su pop/rock alternativo de dos décadas de experiencia, lateros en un show casi-principal de la jornada, en la que ni los últimos calorcitos del sol fueron capaces de darle algo de vida a Gary Lightbody. Afortunadxs fanáticos y fanáticas que tuvieron el lujo de un sideshow para disfrutar en un ambiente íntimo a la banda que siguen, porque la inmensidad del VTR Stage y la apatía de un público festivalero que transita buscando LA canción para LA historia de Instagram, poco sumó a una agrupación que no destaca por su personalidad.
¿Habrá sido la disposición del cartel, que tras Snow Patrol contemplaba Greta Van Fleet y Kendrick Lamar, lo que hizo que la edad fuese un tema para comentar por micrófono? Tal vez. De todas formas, a pies descalzos y con ojos cerrados, el vocalista trató de entregarnos algo más que su clásico. Resignado, nos invitó a disfrutar de lo que quedaba de festival.