“La rabia y la incomodidad de ser mujer nos llevó a la música. Mientras nosotras estamos aquí conversando sobre las luchas, hay más de treinta niñas muertas en Guatemala”, dice Osa Flaca de Torta Golosa, en el primer conversatorio -desde la industria musical- que vivió Ruidosa, el festival que por segundo año consecutivo busca abrir espacios y generar debate para y entorno a la participación de las mujeres en la música y otras macho-industrias.
“Llegamos a un punto en el que sólo estar vivas es un motivo para celebrar, porque ‘tuvimos suerte’, entonces le damos al reggaetón y nos ponemos a bailar”, prosigue Osa Flaca y Andi Co al ser preguntadas por cómo Torta Golosa llegó a ser lo que es hoy. Y como ellas, decenas de mujeres llegaron a Matucana 100 para conmemorar a las que ya no están, a pelear por las que vienen, y a establecer igualdad para las actuales sin dejar de celebrar aquella “suerte”.
Porque entre la bienvenida de Francisca Valenzuela, la intervención del Colectivo Lemebel y las risas que sacó Natalia Valdebenito no se olvidó que la reunión era más que una tarde casual junto a tus amigas, era una tarde casual junto a tus amigas con las que vas a cambiar el mundo injusto.
Ya lo sabe Pía Sotomayor, que siendo parte importante de la productora Fauna nota cómo “todo los grandes negocios se cierran entre hombres” o Nicole, que tuvo que sobrellevar por muchos años el ser “la pendeja metiche” en un mundo de hombres que no entienden o toleran que una menuda y escolar rubia sea capaz de hacer música. Pero se puede, a distintos ritmos, con distintas formas pero se puede, y durante todo el día circularon agrupaciones y solistas que replicaron una y otra vez que las mujeres sí están en la música y tienen que estarlo.
“Esta instancia quiero que se la lleven a sus abuelitas, a sus primas, a sus amigas”, dice Yorka finalizando su presentación, y el consejo se replica una y otra vez en todas las formas que hemos encontrado para seguir dando la lucha: “les quiero pedir que donde quiera que vayan formen una red de apoyo entre mujeres, porque es la única manera que tenemos para organizarnos y querernos”, continúo Chini de Chini & The Technicians, mientras mujeres de todas las edades iban llenando la explanada del centro. “Extraño la rebeldía de las amigas que quieren ser más que la bonita que le gusta a todos. Yo hago música con las manos, con los oídos, con el cerebro, no con la vagina, así que todas pueden. Necesitamos más de ustedes en la música”, gritó Dadalú, motivación a la que se sumó Mariel Mariel y Mamma Soul.
La visibilización es importante porque es “dejar soñar a las que vienen”, dijo Alexa Soto, que nació hombre sintiéndose una mujer, y que decidió retratar el cambio a través de sus redes a modo de escape para quienes se sientan como ella. Por eso existe Ruidosa, porque “incluso las historias de mujeres están siendo contadas por hombres”, como recalcó la directora de cine, Marialy Rivas, en el segundo conversatorio que discutió género y creatividad al interior del teatro principal de Matucana 100.
Es necesario que se abran los espacios para que las menores puedan soñar sin limitarse, que antes de pensar en el contacto, la plata o el talento, no coarten sus sueños sólo porque nacieron mujeres. Es motivar para cambiar.
Le pasó a Juanita Parra, que estaba en sus primeros acercamientos a la batería cuando tuvo la suerte de ver a Prince y descubrió que su percusionista era una imponente mujer con tacos arriba de esta gigante máquina que es una batería, como le sucedió a la también parte del panel y escritora, Arelis Uribe, con la mismísima Parra, y aunque no siguió el camino de la música, al menos entendió desde sus primeros años que no era “algo para hombres”.
El feminismo y todas estas instancias sólo buscan la liberación de poder ser lo que quieras y que nadie te diga que no puedes, menos por nacer mujer. “El feminismo es un salto al vacío y cuando lo conocí todo cambió”, parte Osa Flaca en la segunda versión de nuestro festival feminista. “Tuve que replantearme todo. El feminismo nos cagó la vida y se lo agradezco. Digo que me la cagó porque lo único que hago ahora es ver cómo nos oprimen, pero sin esa caída al vacío ahora no sería consciente de eso”.
“Es importante dejar en claro que somos feministas, que está lejos de ser malo. A mí el feminismo es lo que me ayudó a estar viva luego de ser violada por diez años en mi propia casa. El feminismo es lo más digno que podemos tener”, dijo Andi Co, de Torta Golosa. Y las jornadas que lo celebren también van en el camino de aquella dignidad, porque aún debemos recalcarnos una y otra vez que podemos, tenemos que decirle a la del lado que también puede, tenemos que mirarnos, abrazarnos, celebrarnos y salir a comernos el mundo, como cerró la periodista Antonella Estébez finalizando el panel.
Ruidosa volvió a dejar corazones contentos; esta vez en una casa más grande, con decoraciones más rimbombantes, un público que fue desde abuelas apañadoras hasta niños de seis años que no tienen problemas con cantar que tienen una muñeca que les habla, y la exposición de que mujeres hay, siempre han habido, siempre habrán, y están listas para ir por lo que les corresponde.
*Todas las imágenes son de Rosario Oddó para Ruidosa.