“Qué buena la onda de este escenario. Estamos muy contentos de haber sido invitados y de lo que ha pasado aquí, en esta sala, durante todo el día” dice Álvaro de Protistas, antes de entonar su tercera canción, pasadito las diez de la noche, cuando una nueva edición del Neutral estaba llegando a su fin después de un día de corazones contentos.
Pero vamos por orden, cuando los corazones recién llegaban dispuestos a llenarse de energía pop en la tibia tarde sabatina. Los mexicanos de Clubz, debutantes en nuestro país, fueron los encargados de abrir los fuegos en una mediana sala, completamente pintada de negro, que tenía como entrada una larga cortina negra que invitaba a un viaje por los sonidos más frescos de la parte latina del continente. El dúo es explosivo cuando fusiona su guitarra con el sintetizador y la onda pop, algo que se repitió durante el día con los exponentes nacionales.
El lugar comenzó a tomar fuerza con la llegada de los asistentes y una nueva sesión Neutral fue cobrando vida propia cuando la masa se adueñó del hit ‘Golpes Bajos’, uno de los tantos tracks donde Nacho Aedo de los Survery Team hizo su paso junto a los oriundos de Monterrey, quienes prometieron jams y explosión y cumplieron en la primera pasada de su arte por nuestra capital.
Buenos anfitriones para grandes invitados. Quienes ya habíamos visto a Patio Solar sabíamos lo importante que era que la banda de La Florida tuviese un paso por la radiografía musical que significa ser parte del festival. Quienes nunca habían visto la ternura musical de Claudio y compañía, tuvieron el placer de darse cuenta el por qué tanto revuelo con la agrupación; Un sentimiento que se repitió cuando los amigos de los Niños del Cerro pisaron el escenario.
“Pagaron harto así que tenemos que tocar harto también”, dice el vocalista acostumbrado a rodearse de tocatas que no exceden los tres mil pesos de valor. Las bonitas canciones que nos enamoraron en el Temporada, llegaron a Matucana 100 con una vuelta, bastante más pulidas en lo musical y con una energía que nos tuvo coreando mientras añoramos el verano que pasó. Yaney sonriendo como nunca, y nosotros también, porque el crecimiento que han demostrado es evidente. Aumenta la tarima y aumenta el carisma. Cada integrante de la agrupación hizo de las suyas para esta especial ocasión: el debut y presentación en sociedad para quienes sólo sabían de su nombre, y la despedida del baterista que tiene nuevas misiones que cumplir en la vecina Argentina.
Qué gusto poder volver a cantar sus canciones, Patio Solar. Qué gusto que nuevas voces se puedan sumar al rito que significa verlos. Qué gusto verlos sonreír y pasarlo bien, sobre todo a ti, Yaney. Es un placer acercarnos a ustedes con liviandad y no esperar nada más que el recíproco cariño que han sabido estampar en sus piezas, tal como los vecinos del Cerro.
Esos mismos que se transformaron en la presentación más potente que recibió el recinto del centro. Si Patio nos llenó el alma de suavidad, Niños del Cerro nos recargó todas las baterías, como suelen hacerlo.
¿Qué clase de magia posee Simón Campusano y amigos, que donde quiera que vayan logran hacer de sus tocatas una terapia? Porque te ves obligado a gritar, a saltar, a empujar, y esperar que la lista de canciones no termine nunca. Casi como salir a trotar o pegarle a un pushing ball.
El ya clásico 2015 Nonato Coo repletó la Sala Bunster que a ratos se sentía como un pedacito de Rojas Magallanes. Eso es lo que suele hacer los Niños: las frases, calles, recuerdos, anécdotas y simpatía es una eterna tarde en la plaza con los amigos. Aunque la entrada cueste 10 mil, aunque después de ti toque José González, o aunque te invite a un festival el encargado de uno de los sellos más estables de nuestro país por estos días.
La formación nueva, con la inclusión de Diego en las máquinas, le suma hartos puntos a la apuesta musical, que está tan segura del cuerpo que tiene para entregar que se puede tomar atribuciones como reversionar a Miguel Bosé y hacer un mash-up con Drake. Sin duda el momento en que los más viejos y curiosos quedaron maravillados por el ingenio sonoro que trae la banda. Versatilidad y fraternidad, una complicidad donde la banda te obliga a bailar, porque “sino, es muy fome”.
Casi un cambio de mando vivió la salita ubicada frente a un circo itinerante cuando Protistas subió al escenario y los mismos integrantes de los grupos anteriores se encontraban en el público esperando corear la carrera que han tenido los responsables del Nefertiti. Los más jóvenes codeándose con los pasados en los treinta, y un broche de oro para un escenario que pudo retratar la contingencia sonora que mantuvo su línea pegada al pop, mientras en el resto de los escenarios se le daba más cabida a los sonidos experimentales.
En esta versión, la organización de Quemasucabeza volvió a confirmar que el buen olfato que tienen para armar carteles que expongan lo más contingente de nuestro país sigue intacto, y la Sala Bunster fue demostración de aquello. Un orgullo para quienes habían visto a los ya-no-tan nuevos talentos que se vienen formando y potenciando hace unos buenos meses y un placer para los curiosos que le abrieron la puerta a la nueva etapa que vive nuestra música.
“Qué ganas de ser más pendejo para poder bacilar lo que hacen los nuevos cabros” comenta sonriente el líder de Protistas. Invitamos a Álvaro a no caer en la vejez y a llenarse de valentía para atreverse a saltar aunque las piernas ya pasen la cuenta con la edad, tal como lo hicieron los fanáticos del grupo del Nortinas War con las bandas que pudieron disfrutar antes de que Protistas dieran el fin a otra buena pasada del Neutral con su ya estudiado y bien presentado espectáculo.
Fotos * Cortando El Aire