La lluvia no impidió que el equipo de POTQ Magazine lo diera todo para cubrir los conciertos de la jornada del sábado en Primavera Sound Santiago. Reímos. Lloramos. Vivimos. Ponte cómodx y lee las reseñas, a continuación:
Santiago Motorizado: La calma antes de la tempestad
El Primavera Sound es muy generoso con los suyos. Tiene artistas fetiche con los que ya su fidelidad se ha convertido en un meme. El mejor ejemplo es Shellac, que han actuado en todas las ediciones del festival barcelonés desde 2006, excepto en una. Antes de que se anuncie el cartel anual en Barcelona puedes apostar a que estarán Shellac y no vas a fallar. Pero eso también aplica para muchos otros. El Primavera, además del festival (ahora sería más exacto decir festivales), tiene una promotora que lleva a España conciertos durante todo el año, una radio, ahora son partners de la mítica revista Rockdelux y, para colmo, tienen un brazo discográfico llamado El Segell del Primavera (ahora bajo la etiqueta Labels), en el que artistas favoritos suyos graban a veces de manera circunstancial o a veces durante varios discos bajo la marca Primavera Sound. ¿Algunos nombres que están o han pasado por ese sello? Christina Rosenvinge, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, Los Planetas, Amaia… ¿A alguien le suenan esos nombres?
También bajo el alero de los sellos del Primavera han editado El Mató a un Policía Motorizado y el propio Santiago Motorizado, así que su presencia en las nuevas sedes no puede sorprender a nadie como parte de esa fidelidad.
El líder de El Mató fue el encargado de abrir el escenario principal, Santander, en la segunda jornada de la edición chilena. Aunque no se olvida de las canciones de la banda madre (sería extraño verlo y que no tocara ‘El Tesoro’), entremedio alternaba otras canciones de su disco en solitario Canciones Sobre una Casa, Cuatro Amigos y un Perro, que, en realidad, actúa a modo de banda sonora de la edición remasterizada de la mítica serie de Bruno Stagnaro, Okupas. Cuando Netflix adquirió esta serie (para muchos la mejor hecha en el país vecino), se encontraron con el problema de que no podían conseguir los derechos de muchas canciones, sobre todo las internacionales que iban de los Stones a Hendrix, pasando por Moloko o The Who. Así que decidieron sustituirlas y aquí entra el trabajo de Santiago. A la vez, el último trabajo de los motorizados, Unas vacaciones Raras es, a su vez, también parte de esa banda de sonido, recuperando canciones de la banda en nuevas versiones.
Recurriendo a géneros populares y propios como la cumbia o el tango, Santiago nos deleitó bajo un inesperado ambiente cálido para lo previsto con un repertorio tranquilo, emocional, perfecto para sentarse en el pasto sintético guardando fuerzas para la larga jornada. ¿Sería eso de la calma antes de la tempestad? Lo suyo es una declaración de principios, la de unir la canción tradicional en español, partiendo con ‘Soy Rebelde’ de Jeanette compuesta por Manuel Alejandro, epítome del género, hasta el introducir en el repertorio a la generación que cambió el rock indie en Argentina con su banda, Las Ligas Menores o 107 Faunos. Lo que está claro es que ser recibido en Cerrillos por la emocionante ‘Tonto Corazón’ (que en estudio interpreta junto a Vicentico) o la preciosa ‘Amor en el Cine’, que acumula miles de visitas en Youtube pero que nunca fue grabada, significó un arranque de jornada estupendo que preveía emociones fuertes (que se cumplieron) pero no lluvias torrenciales. //Daniel Hernández
CHAI: La segunda dosis es la que te hace adicto
¿Cómo se llama esa cara que uno hace cuando abre los ojos y baja la boca, cómo alargando el rostro? Esa cara que uno pone como queriendo decir “esta banda es mejor de lo que esperaba”. Bueno, sea como se llame esa mueca, es la prueba fehaciente de que CHAI logró calar hondo en el público con su propuesta de show.
Las japonesas tuvieron un debut excelente el viernes en el festival, pero eso no las detuvo de presentar el mismo show el sábado, con cambios mínimos en su ejecución y setlist. Si bien fue una hora más temprano que el día anterior, esta vez había mucha más gente a la que presentar explosión musical neo-kawaii.
Lo bueno de verlas dos veces es que puedes recordar todos los momentos que tiene el espectáculo: juegos de manos que desembocan en peleas actuadas, solos de batería, improvisaciones city-pop-escas para empalmar una canción con la siguiente. Al final, el gran éxito de CHAI viene de su combinación entre un sentido del espectáculo muy trabajado y que da como resultado un show entretenido y alucinante (sin exagerar); y un nivel técnico que al parecer los críticos más adeptos al rock no logran vislumbrar, pero que está ahí.
Mucho se habla del guiño que Arctic Monkeys hacen en su show a Black Sabbath, pero aún no veo a nadie hablando del guiño a Led Zeppelin de las CHAI, y eso demuestra que en realidad, pocos de los que se llaman amantes de la música están dispuestos a sentarse a ver algo que escape de su zona de confort. //Alex Miranda
Carolina Durante: Pop-punk casi escupido
Carolina Durante parecen estar malditos en Chile. El pasado abril tocaron en la Sala Metrónomo en Santiago y tuvieron diversos problemas técnicos (que no es algo desconocido en esa sala). Y en la segunda jornada del Primavera volvieron a aparecer otros problemas con el sonido. Algo que, yo juraría, debía ser más interno que externo, porque desde el público su sonido ramoniano y vigoroso se escuchaba como un cañón y creo que nadie advirtió esas deficiencias. La cuestión es que tuvieron que interrumpir en un par de ocasiones y, cuando a Diego, su vocalista, se le acabaron los chistes para hacer tiempo, decidió salir del escenario por unos momentos visiblemente contrariado por no poder hacer de corrido todo el set. Un detalle sin importancia en la descarga de energía que es siempre un concierto de los madrileños.
Estos hijos espirituales de Los Nikis —una inmensa sombra de la que van saliendo poco a poco— nos regalaron lo que esperábamos: pop-punk casi escupido más que cantado, letras divertidísimas pero con un poso de ironía y cierta negrura que también son parte de la amalgama de sus influencias. Porque sí, puede que Los Nikis sea su inspiración primigenia, pero no es difícil encontrar en su espíritu esa otra vena dark y post-punk de la música española que convivía en La Movida con otras canciones de innegable alma pop, de bandas como Décima Víctima, El Pecho de Andy, Seres Vacíos o Séptimo Sello, de la que interpretan ‘Espacio Vacío’ que, en su versión de estudio, editada en un 7” por… el sello de Primavera Sound, están acompañados por Santiago Motorizado. Y que, no lo voy a negar, esperaba la aparición de este para interpretarla.
Diego se mueve y baila convulsionando como un Ian Curtis milénico, y su infinito carisma le sirve tanto para conseguir cierto efecto hipnótico, como otro, no lo voy a negar, cómico. Sus gritos desaforados, sus patadas al aire para cantar canciones de letras tremenditas como ‘El Parque de las Balas’, recogen cierta tradición de la música hispana (los primeros Gabineta Caligari, por ejemplo). Como también es heredero de esta tradición el convertir letras descacharrantes con cierta intención política.
Su mayor himno, ‘Cayetano’ no sería inimaginable en manos de Siniestro Total. Con muchísima inteligencia, estos Cuatro Chavales, han sabido amoldarse a las nuevas circunstancias políticas españolas y han modificado eso de “no votan al PP votan a Ciudadanos” por “Ahora votan a Vox, antes a Ciudadanos”. Quizá el futuro les traiga nuevas tristes oportunidades (neofascistas) de ir adaptando la letra al momento. Lo que queda claro es que ya han conseguido su lugar en la historia de la música española con esa inmensa canción, que lo mismo conoce el que va a conciertos en salas de aforo mínimo, que las mamás de estos. Un concierto que fue un auténtico subidón de cara a las mujeres que nos iban a romper el corazón en las siguientes horas. //Daniel Hernández
Los Jaivas: Recuperando tierras españolas con música
“Hola chiquillos y chiquillas…y ahora chiquilles” dice Mario Mutis, en uno de los escenarios principales del Primavera Sound. Si bien esto fue tomado como una de las tantas humoradas del bajista, demuestra que esta banda, que el próximo año cumple 60 años de carrera, está más preocupada del público que tiene delante que otras que se tratan de mantener en su zona segura.
Los Jaivas son otra cosa, y si bien se hicieron conocidos hace algunos años por ellos mismos irse a la segura tocando clásico tras clásico, esta vez decidieron apostar a sorprender.
Otra de las frases de Mutis sobre el escenario fue la siguiente: “El 2023 vamos a cumplir 60 años de carrera, ¿saben cómo se han pasado? Así de rápido. Antes éramos jóvenes, corríamos, fumábamos pitos, ahora ya no… bueno un poquito”, otra broma para algunos, pero que revela un poco la actitud con la que se presentó la banda.
Comenzando con sus buenos 15 minutos de “Tarka y Ocarina”, uno de sus temas instrumentales, la banda dio a entender a lo que venían: grandes suits instrumentales que buscaban sorprender a los marihuanos y fanáticos de la técnica musical por igual. Es más, los únicos hits que tocaron fueron ‘Mira niñita’ (haciendo que todos los padres de Chile lloren) y ‘La conquistada’. De hecho cuando el show acabó había gente sin entender que había terminado, porque gritaba “¿y qué pasó con ‘Todos Juntos’?”.
Muy agradecidos por la invitación que el festival les hizo, Mutis continuó con su actitud dicharachera bromeando con que el Primavera Sound es español, tal como los colonizadores que llegaron a nuestras tierras. Pero si algo nos puede quedar claro, es que esta tarde Los Jaivas recuperaron un pedazo de tierra que alguna vez intentaron fuera española y la nacionalizaron chilena, al menos por el tiempo que duró su set. //Alex Miranda
Japanese Breakfast: Deconstruyendo la “actitud”.
Hubo un tiempo, menos del que nos gustaría aceptar, en que no podíamos imaginar a una mujer en el mundo del rock que saliera al escenario sin una “actitud”. Esa “actitud” usualmente implicaba cierta manifestación de apatía y rudeza para con el público y la sociedad en general, a la vez que estilaba un uniforme de chaqueta de cuero y gafas oscuras. Finalmente, imitar lo que fuera que hiciesen los hombres de la industria.
Sabemos que este tipo de performance es fruto de su tiempo y que quienes tuvieron que hacerla, muchas veces lo hicieron para ganarse un espacio en el medio con voz propia. También que no todas se guiaron por esas directrices para llegar a donde están y que por eso hoy tenemos grandes exponentes de que esas voces no necesitan una “actitud” para alcanzar la alabanza de la crítica, tener hits en la radio o tocar en un festival internacional. Decimos todo esto porque, lamentablemente, parece que algunas personas todavía están esperando esa “actitud” para que un show valga la pena su tiempo.
Sí, estamos de acuerdo que lo que hace Michelle Zauner con su proyecto Japanese Breakfast no es precisamente rock a secas, en especial su último trabajo que está ligado más al pop, pero no podemos negar que su presentación tiene grandes momentos rockeros, en especial una vez que se desliga de sus temas más coreables y se abre paso a la interpretación de otros más experimentales, donde hay dream pop, funk y algo progresivo que tal vez no tiene nombre aún. Pero con su desplante en el escenario, esa alegría y chispa que da entre saltos, los gritos de júbilo con los que saluda al público, en las miradas cómplices con su esposo, Peter Bradley -también colaborador de la banda en la guitarra y el teclado- y la ternura en general con la que transmite su música son precisamente lo que a la música le hace falta y que el público abrazó con calidez en ese día tan helado. //Valentina Tagle
INTERPOL: Uno siempre vuelve a donde fue comprendido
Llega a ser un lugar común decir que Interpol son viejos conocidos. Con seis presentaciones en el país, de las cuales tres fueron en solitario y tres en festivales. Así que sí, ya no sé si son viejos conocidos, podríamos decir mejor que son amigos de la casa.
Cuando Paul Banks, Sam Fogarino y Daniel Kessler se suben al escenario uno ya sabe qué esperar. Si bien llegaron con un nuevo disco recién estrenado este año (The other side of make-belive), solo tocaron tres temas de este, como sabiendo que sus discos nuevos son la excusa para seguir haciendo tours y tocando sus clásicos. Es más, del disco anterior (Marauder, 2018) simplemente no tocaron nada. Algo muy parecido a lo que hizo Pixies en el Road to Primavera.
¿Lo demás? Diablo conocido. Temazo tras temazo como si no hubiera mañana, y los fans más acérrimos de la banda saltaban hasta con ‘Rest my Chemistry’ uno de sus temas lentos, mientras Paul Banks se ponía en modo sexo al sacarse los lentes oscuros y dejar ver algo de piel.
Uno de los problemas de los conciertos de Interpol en festivales es que cuando los ponen de día mucha de la magia se ve mermada. Son una banda de espacios cerrados o de noche, pero para nuestra suerte el clima del sábado acompañó, una tarde de sábado nublada con chubascos pequeños, como tantas tardes de sábado iguales en las que nos quedamos escuchando Interpol en nuestras casas. Al final, los amigos de la casa son amigos de la casa por algo. //Alex Miranda
Phoebe Bridgers: Catarsis colectiva
¿Se acuerdan que hablamos de que el rock ya no necesitaba una “actitud” para ser válido? Tampoco se necesita un semblante serio ni solemne para mantener el espíritu gótico intacto. Phoebe Bridgers podrá considerarse a sí misma gótica -como nos contó en una entrevista exclusiva a POTQ- pero no está aquí para perpetuar la severidad. La cantante llegó a nuestro país con su maleta cargada de canciones sobre ese tipo de temas de los que no nos deberíamos reír -hablar de política en la mesa, funerales, tragedias personales, abandono y hasta el aborto- donde sin abandonar la prudencia no puede evitar hacer observaciones llenas de humor y calidez.
La artista salió a eso de las ocho en el escenario Santander, en plena puesta de sol con promesa de lluvia. Con nubes oscuras y cargadas contrastando ese horizonte anaranjado parecía el escenario perfecto para que la cantante transmitiera su natural melancolía. Con traje blanco impecable que podría recordar el clásico calce David Byrne -un look que parece que se viene entre las artistas si consideramos que Javiera Mena tenía algo muy similar en su presentación del REC- y un top que era básicamente una versión yassificada de su disfraz de esqueleto, el cual el resto de su banda usó en su diseño original.
El número de apertura fue la balada ‘Motion Sickness’, uno de los pocos temas de su disco debut que presentó durante la noche, ya que el show se enfocó en Punisher, su segundo álbum y con el cual alcanzó el reconocimiento mundial. Su primera presentación en Chile incluyó intervenciones con el público, con que se mostró muy cercana, al punto en que bajó del escenario a saludar mientras cantaba a todo pulmón en dos ocasiones. Al momento de cerrar con ‘I know the end’ el público la acompañó en la ya tradicional catarsis de gritos y hasta le regalaron un pañuelo verde abortista el cual gentilmente amarró al micrófono. //Valentina Tagle
Lorde: La llegada de nuestro Señor-a
En la vida hay cosas que no se olvidan. El nacimiento de un hijo. La primera vez andando en bicicleta o que probaste tu postre favorito. El día de tu matrimonio. El día en que viste a Lorde cantar en plena tormenta, empapada de pies a cabeza, con el maquillaje corrido, bajando del sol que había instalado en el escenario para celebrar su nuevo disco que , irónicamente, celebraba precisamente el poder de la estrella más cercana a la Tierra. ¿Y quién es Lorde sino una de las estrellas más grandes de la tierra en este momento? Tendremos que esperar un tiempo para poder sopesar lo que se vivió anoche en el escenario Punto Ticket. Mientras tanto, algunos hechos:
Ella Marija Lani Yelich-O’Connor, conocida por el pseudónimo artístico Lorde, llegó a nuestro país para traer el espectáculo de Solar Power, su último trabajo. Ante la continua amenaza de una lluvia que nunca parecía llegar, la cantante no hizo más que empezar con ‘The Path’ (mismo tema con el que comienza el ya mencionado disco) para que el agua comenzara a caer con violencia. El público no se movió. Más sorprendida que molesta, la neozelandesa siguió todo tal cual estaba planeado, concentrándose sobre todo en sus dos primeros -y más queridos- trabajos. A medida que la tormenta avanzaba algunas personas comenzaban a disiparse buscando lugares más seguros. Incluso la cantante, quien impresionada por la fidelidad del público que se mantuvo en su lugar, los instó a irse si se sentían muy incómodos. “Es lo que yo haría, lo entenderé” decía con cariño y agradecimiento.
Y parece ser que los que salieron ganando fueron los que se quedaron porque Lorde -abrazando la vieja máxima de que el show debe continuar- desplegó todo su talento en el escenario, obviando su manufacturada puesta en escena por un suelo resbaloso e inestable donde, sin embargo, entregó sus mejores pasos de baile. Ustedes lo leerán por ahí en redes sociales y creerán que es una exageración pero como testigos en primera persona que fuimos podemos corroborar que, efectivamente, se vieron relámpagos durante el show, una consecuencia de la naturaleza tal vez, pero para una mujer que se bajó del escenario a saludar durante el cierre con ‘Team’ -un regalo de la cantante a público que la apañó en esta locura- y que fue recibida cual Cristo llegando al templo un domingo de ramos, podría considerarse también una aproximación divina. //Valentina Tagle
Bad Gyal: Nublado variando a twerk
Nublado variando a twerk y pasos prohibidos con el show de Bad Gyal. No importó que el cielo se rompiera en lluvia torrencial a minutos de su presentación en el escenario Primavera, la prioridad era la fiesta, el baile y el goce.
Es probable que muches que asistieron el miércoles a su show en Teatro Coliseo quedaran con ganas de más y se repitieran el plato. La cantidad de gente que llegó a ver a Alba Farero aún cuando hubiese tope de horario con Lorde, un peso pesado dentro del cartel, no importó y fue mucha. Cómo no, si la catalana se ha convertido, con el paso del tiempo, en un concepto y una fantasía que traspasa incluso los —excelentes— lanzamientos discográficos que hemos conocido en la última década. Bad Gyal ha logrado algo que no todos los artistas logran durante su carrera: la creación de un universo completo no solo estético, sino también de ideas. En un concierto suyo, brilla la autoestima, el disfrute sin complejos, el placer físico de mover el cuerpo. Con un escenario sobrio, cuatro bailarines y visuales llenas de brillos, Bad Gyal nos dio la fiesta que nos hizo olvidar el frío, la lluvia y solo nos concentró en el derecho universal al placer. Ese que en la sociedad chilena es muy castigado y se debe defender día a día. //Javiera Tapia
Arctic Monkeys: Desenmascarando poseros
Durante todo el sábado se podían ver poleras de los Arctic Monkeys en el público. “Odio a los fans de esta banda”, pensaba con el clásico cinismo del periodista musical que se cree superior al resto por sus gustos. En el show la gente baila, salta de emoción con ‘Do I Wanna Know’ y me doy cuenta que ese pensamiento de odio es pura pose, soy un posero, porque también estoy vacilando las canciones, bailándolas. Al final, pueden no gustarte sus discos nuevos, pero es innegable que la banda tiene te-ma-zos.
En el público se podía ver muchas veces un tipo específico de pareja: la Phoebe Bridgers/Lorde girlfriend y el Arctic Monkeys boyfriend, y se notó que gran cantidad de personas solo estaban en el parque esperando ver a los monos comandados por Alex Turner. Es más, antes de salir a tocar por los parlantes sonó ‘Last Train to London’ de E.L.O. e ‘It’s Not Unusual’ de Tom Jones, y la gente estaba vuelta loca. Si Alex Turner comenzó su carrera diciendo ‘don’t believe the hype’ al comienzo del video de ‘I Bet You Look Good on the Dance Floor’, esta gente no alcanzó a ver ese video. Todos arriba del tren del hype, yo incluido.
Si el cambio en sonoridad de la banda es algo que hace o no justicia a sus discos anteriores, es una conversación para otra ocasión, porque lo del sábado fue fiesta, incluso en sus momentos más calmos. Decir que la banda ha madurado es sencillamente decir una obviedad -como que la lluvia moja- pero sí es interesante analizar cómo las canciones han mutado con ese cambio de sonido. Ahora casi todos los temas tienen teclados y órganos acompañando, hasta las más rockeras.
El rock de sus viejos discos viene acompañado de tres guitarras, mientras que los temas nuevos y más tranquilos hacen que Turner tome solo el micrófono y comience a ser el crooner que al parecer siempre quiso ser, desde el primer disco de The Last Shadow Puppets, en 2008. Se nota que el plan es cada vez acercarse más a pilares enormes de la música popular anglo como lo son Leonard Cohen, Tom Waits o Nick Cave (otra cosa es que lo consigan), pero ayer se notó que la gente, y sobretodo los críticos, ya decidieron que los Arctic Monkeys son salvadores del rock, y que no importa cuantas baladas hagan, nunca los dejarán ser otra cosa.
Si bien yo también bailé con su rock, de algo podemos estar seguros: a la banda le da lo mismo como los clasifiquen, ya no necesitan hits para ser populares. Y el lujo de no depender del lado comercial de la música para conseguir estos niveles de masividad, es algo que en estos tiempos no tiene todo el mundo. //Alex Miranda
Arca: El rayo iluminador
Que Arca estuviera programada en el escenario más escondido, que llegar a su espectáculo fuera una suerte de yincana sobre el barro, que la lluvia no dejara de caer, que hubiera algún rayo que rompiera la noche… ¿Era acaso un efecto especial ideado por su delirante mente? No creemos que es para tanto, pero tampoco se puede negar que este decorado venía de maravilla para esa coctelera (o casi mejor, picadora de carne) que son los shows de Arca. El término concierto en el sentido tradicional, comprime un poco los espectáculos que la artista venezolana suele ofrecer.
Una mesa de sonido, un micrófono con un atril y su presencia, vale para un espectáculo que pasa de lo bailable a lo cómico, pero todo se engarza de una extraña manera de forma armónica, porque si siente que algo ha funcionado un minuto antes y ha divertido a su público, ¿por qué no repetirlo inmediatamente después? También hizo eso. Es fascinante como una artista que ya es un icono global, no deja de haber esquivado el “zamoranismo”: su acento venezolano no sólo no parece haber desaparecido, sino que cada vez es más marcado, igual que las expresiones propias.
Alejandra Ghersi fue muy generosa la noche del sábado. Entre beats agresivos, drum ‘n’ bass noventero, gritos, chistes y lluvia, desfilaron muchos de sus himnos, como esa dupla ciborg mortal de ‘Prada/Rakata’. Quizá la puesta en escena de Arca no contemplaba los efectos meteorológicos que la acompañaron pero, ¿alguien lo descartaría? Seguro que los que bailaban (o bailábamos) chapoteando sobre el barro, no. //Daniel Hernández