Teníamos muchas ganas de volver. No es noticia que para este equipo el Primavera Sound se transformó en una fecha favorita en el calendario, una que nos hace felices. ¿Por qué? Lo hemos explicado cada vez que nos pegamos el pique hasta acá: además de un cartel brutal cada año, la producción del festival parecía saber siempre lo que hacía, con una logística casi infalible. Espacios grandes para poder transitar sin problemas, escenarios cómodos e incluso lo básico, comer y poder beber algo, era algo simple. Sin embargo algo sucedió este año, porque han habido más problemas de lo usual con, justamente, todo aquello que estaba bien resuelto. Durante la primera jornada, hubo filas interminables para poder conseguir comprar algo en las barras y aglomeraciones en accesos a escenarios que llegaban a ser peligrosas.
¿Se vendieron más tickets? Puede ser, no sabemos cuáles son las razones de estos errores, pero sin duda han afectado a lo que todos los macrofestivales apuntan a ofrecer: una buena experiencia. En esta segunda jornada, algunos problemas se resolvieron un poco, las barras por ejemplo. Y la pregunta cae de cajón ¿cuánto puede crecer una maquinaria así hasta volverse insostenible? Quizás sea hora de que esa pregunta se la hagan no solo esta, sino todas las productoras. No es necesario crecer y crecer sin fin para poder crear algo excelente, bello y memorable. Al contrario. Si algo nos está gritando la época es que el mundo entero, el sistema entero, debe decrecer.
Amaia
La primera vez que Amaia pisó un escenario del Primavera Sound fue en el 2019, junto a The Free Fall Band, haciendo versiones de canciones de otros artistas. Venía saliendo como ganadora de la novena edición de Operación Triunfo un año antes y debutó en ese escenario sin temas propios. Ahora, en 2022, la historia es diferente. Llegó a este escenario con dos buenos discos bajo el brazo, más grande, con un poco más de experiencia y teniendo más claro el camino musical que quiere marcar para sí misma. Y es uno encantador: pop al piano, para bailar, saltar, cantar, a veces muy clásico y melódico, otras veces noventero e incluso una jota navarra en donde habla con amor de su Pamplona natal. Ella, tal como se hizo conocida en el programa de televisión con sus versiones, no discrimina por estilos, sino que va por la música tomando lo que disfruta, lo que la hace sonreír, tal como lo hizo arriba durante todo el concierto mirando a su público. Nos fuimos hasta con una versión de ‘Fiebre’ de Bad Gyal al piano, una de las canciones de amor más bonitas escritas en castellano en la última década.
Nídia
La zona del Primavera Bits es un rincón de joyas a orillas de la playa que, por desgracia, este año están más que ocultas debido al trayecto. El tramo a recorrer implica una planificación que, por suerte, a veces vale la pena. Así se sintió la experiencia de Nídia en el escenario Dice. Cerquita del mar, con el cielo cerrándose para saludar la caída del sol, la oriunda de Portugal dio respiro al cansancio de la primera jornada en un set donde corrientes como kuduro y kizomba se pillan con electrónica y dembow, intercalando hits de la pista a nivel universal y también piezas de su clan, Príncipe Discos. Baile libre con estampa de Lisboa, que ha sabido de remixes para nombres como Yaeji, que exuda autenticidad en su mezcla y olfato para conducir un viaje corporal que es, también, un lujo en su curatoría. (Bárbara Carvacho)
Paloma Mami
En la misma zona alejada se encuentra el Tous, un escenario de capacidad media que funciona increíble para shows como el de la chilena. Puede ser una tarima demasiado grande para proyectos muy emergentes, como también puede verse limitado para números más populares de lo esperado (como tal vez pase con Dreamcatcher en la tercera jornada del sábado 4 de junio). Paloma Mami rápidamente se escapa de la primera categoría: con un cuerpo de baile, un juego gráfico visual y de iluminación muy favorecedor, y una presencia arrolladora, la spanish mami es la descripción de swag chileno-estadounidense. Armonías sólidas, perreo asegurado, amigas que la acompañan, chistes ante detalles como olvidos de letra y un público respetuoso -con un grueso importante de audiencia que se encargó de corear más que los hits predecibles-, para marcar el debut del gran nombre chileno en el cartel 2022. (Bárbara Carvacho)
Little Simz
Con una carrera sólida y condensada, Little Simz ha tenido un ascenso justificado y por algo es la naciente estrella del rap inglés a la que hay que ponerle oreja. Ella misma lo dijo en el escenario: su último paso por el festival fue para un público bastante más reducido y este 2022 tuvo revancha en un repleto anfiteatro en el que está ubicado CUPRA. Haciendo un repaso por sus primeras producciones, y mostrándose muy agradecida de los caminos que ha podido transitar gracias a su última placa, Sometimes I Might Be Introvert, la artista fue expansiva en lo musical, participativa y álgida. Un show ideal para acercarte más a esas canciones que tan bien suenan en formato grabado, que se sienten bastante más vivas cuando se pone en imagen la interpretación de Simbi. Una visita que ya hemos tenido en Chile pero que vendría bien repetir con todo el trabajo que ha realizado la responsable de ‘Venom’ en los últimos años.
Warpaint
Historia parecida a la de Simbi es la de Warpaint, artistas que ya suenan a viejas amigas que siempre es bueno ver. Eso sí, no es común hacerlo tan entrada la noche. “Es bueno tocar después de las 8 de la noche”, dice Emily Kokal en medio de un escenario Binance repleto, que se encargó de corear temazos como ‘Love Is to Die’, ‘Bees’, ‘New Song’ y ‘Disco//Very’. Un paseíto indie norteamericano ideal para la neblina que iluminaba una noche que ya se sentía más organizada que la primera en cuanto a desplazamiento y filas. (Bárbara Carvacho)
Rigoberta Bandini
En el CUPRA, uno de los escenarios más bonitos del Primavera Sound —un foro griego a unos cuantos metros del mar— Rigoberta Bandini (sí, la de ‘Ay mamá’ en Eurovisión) montó una fiesta que comenzó con ‘In Spain we call it soledad’ y siguió con el resto de sus singles que, hasta el momento, solo son diez, sin contar remixes o versiones. La pandemia, en el 2020, fue el periodo de lanzamiento de sus primeras canciones y el ascenso meteórico del cuarteto liderado por la también actriz catalana Paula Ribó pareciera tener un poco más de aire.
Con bailarinas, coreografías y espíritu total de fiesta, la banda supo montar un show divertido para la medianoche con tan solo un puñado de canciones y muchos quiebres de bases electrónicas para soltar el cuerpo. Hasta una versión de ‘La, la, la’ de Massiel escuchamos en medio y, por supuesto, también ‘Perra’, uno de sus hits más conocidos incluso acá, al otro lado del Atlántico. Se despidieron en el escenario con ‘Voglio vederti danzare’ de Franco Battiato. Y claro, nos vieron bailar. (Javiera Tapia)
Caribou – Jamie XX
Una seguidilla fiestera con plaza en el ala principal del festival. Caribou deleitó como cabeza de cartel en el Pull & Bear. Pasos asegurados para una sedienta masa que se lució desde el primer minuto al ritmo de ‘Odessa’, para abrir terreno a momentos tan épicos como el corredero a la madrugada que significó ‘Home’, ‘You Can Do It, seguida de ‘Never Come Back’ y una celebrada ‘Can’t Do Without You’.
No hubo que caminar más de un par de metros para llegar al escenario vecino, otra apuesta ganadora para quienes queríamos seguir tirando pasos electrónicos. Jamie XX no decepciona. La energía de su set engatusa mientras visuales del público van armando una experiencia completamente cohesionada. Sea el trago, la noche o el entusiasmo estival, el productor toma todo a su favor para complacer a cualquiera: pasajes icónicos como ‘Gosh’ convivieron con mixes más urbanos o tribales. Para muchos, un broche de oro para ir a descansar el cuerpo. (Bárbara Carvacho)
Mogwai
Una agrupación que pinta bien con la noche. Queríamos ruido y quedamos con ganas de necesitar tapones pero siempre es un deleite ver a la sorpresa en el cartel que fue Mogwai. Algunos comentarios en el trayecto dejaban entrever el vacío que fue The Strokes con su baja -que tendrá revancha el próximo fin de semana-; y aunque no son carreras comparables sí son igual de disfrutables. La disciplina musical se fusionó con la capacidad de improvisación para montar un buen show a las 3 de la mañana, y es difícil pensar en mejor nombre para sortear con creces y dar ese segundo aire que se va necesitando a tal hora de la madrugada. Ruidoso y placentero, un gusto que deja con ganas de más y una recontraconfirmación: el formato banda de rock sigue teniendo un lugar especial en la audiencia y el parque, y tal como hubo apuesta pop y electrónicas, también supimos de espectáculos repletos a cargo de Parquet Courts, Low, The National y Fontaines D.C (Bárbara Carvacho)
Foto de portada por Kimberley Ross.