A estas alturas, hablar del año 1997 en materia de lanzamientos nacionales es pensar casi en una época dorada. Pocas veces tuvo lugar en nuestro país el arribo de tanto material robusto en calidad. En aquellos doce meses nos encontramos con obras enormes, cortesía de personajes como Carlos Cabezas (“El Resplandor”), Los Tres (“Fome), Criminal (“Dead Soul”) y Los Tetas (“La Medicina”). Y no sólo eso, pues además fuimos testigos de la irrupción de nuevos artistas, como Tiro De Gracia, Gondwana y Elso Tumbay.
Dentro de este último apartado, surgió Solar, un quinteto que llevaba cierto tiempo generando comentarios por sus shows en vivo. Gracias al adelanto entregado por su EP “Medícame” -editado un año antes-, nos enteramos de una agrupación que, para estos lares, contaba con un sonido único, pero que al mismo tiempo tenía bastante arraigo en lo que se cocía en tierras británicas, antecedente que podía ser materia tanto de elogios como de ataques.
Su debut llegó en 1997. De nombre “Play”, el disco es un testimonio de las inquietudes artísticas del grupo encabezado por Alejandro Gómez, con tendencias que amparan corrientes como el shoegaze y el brit pop, conjugándolos en canciones de altas cuotas pop que los hicieron totalmente accesibles al oído común, a pesar de la sofisticación que presentaban.
En tracks como ‘Vacío’, ‘7 Días Por Semana’ y ‘Port-a-luz’, la influencia de Ride es bastante notoria; mientras ‘La Casa Del Amor’ goza de un aire sesentero que recuerda mucho a The Beatles. También se hizo célebre el guiño inconfundible a ‘Soon’ de My Bloody Valentine en ‘Por Costumbre’, el primer single del álbum, que tuvo una rotación tan importante que -hasta el día de hoy- es recordado como uno de los grandes hits nacionales de la década de los ’90.
En Latinoamérica no existían muchos grupos –por lo menos de renombre- que hicieran uso de esas corrientes, la excepción podía ser Soda Stereo, que en 1997 estaban quemando sus últimos cartuchos como conjunto. Y quizás, con la facilidad de análisis de la música escuchada en el mismo idioma, en el trío comandado por Cerati está la fuente de comparación permanente –y a momentos, odiosa- que tuvo este larga duración.
Claro, muchas canciones tienen reminiscencias directas de las placas “Dynamo” (1992) y “Sueño Stereo” (1995). Incluso, Alejandro Gómez usa sus letras para entregar pequeñas frases que puedan marcar o llamar la atención, más que para dar una idea general (como en ‘Voy A Marte’), justamente la especialidad de Cerati. Más allá de lecturas recelosas, la verdad es que toda esa influencia le sirvió a Gómez para elaborar una obra altamente adictiva, con una calidad de producción de la que pocos álbumes podían jactarse a la fecha en nuestro país.
Las guitarras están a la orden del día, ya sea poderosas, que se toman la canción en ‘Port-a-luz’ o que llegan a una sensible calma en ‘Lo Que Eres’. Importante también es el trabajo en teclados de Javier Pañella, quien supo tener su rol protagónico al colorear hermosos testimonios como ‘Midistinguidalteración’, que sólo enriquecen aun más la voz de Gómez.
Solar no alcanzó a tocar el cielo con este disco. Es más, su incuestionable calidad interpretativa y propuesta no hizo mucho eco al momento de su salida. “Play” es de esas obras que ganan con el tiempo y que, a medida que pasan los años, más elogios sigue recibiendo. La justicia tarda, pero llega.