Por Roberto Oropeza
Cuando te enteras de que PJ Harvey está por sacar nuevo material discográfico, sabes que encontrarás canciones que no necesariamente tienen la intención de ajustarse al beat del momento. En esta ocasión, la compositora asume el rol de corresponsal de guerra y relata todos los horrores de un conflicto bélico, mientras su música obtiene un sonido atemporal que contrasta con la dureza de sus letras.
“Let England Shake” es un disco de contienda, muerte y esperanza. Polly Jean dejó a un lado a sus fantasmas y obsesiones, para dirigir la mirada hacia un nuevo objeto de amor y odio: su tierra natal, Inglaterra. Las canciones de éste, el octavo trabajo de la solista, recorren campos devastados por una batalla atemporal, soldados que marchan y esposas que levantan sus manos cual ramas de árbol a la hora del adiós.
En el tema que da nombre al disco, el xilofón y la autoharp (instrumento predilecto de la británica desde el LP “White Chalk” de 2007), logran un ritmo hipnótico y cadencioso. Harvey vuelve a colgarse la guitarra en ‘The Last Living Rose’ y ‘Bitter Branches’, para rememoriar su sello personal en los primerizos álbumes “Dry” (1992) y “Rid Of Me” (1993). Por un instante, los nostálgicos estarán saciados, pero no deben ilusionarse demasiado: esta mujer ha demostrado no hacer concesiones con nadie ni nada, excepto su instinto de exploración musical, que le ha valido más de 20 años de prestigiosa carrera artística.
Una trompeta llama a las armas en ‘The Glorious Land’, la canción con la que simbólicamente la solista escupe a la reina y quema la bandera: “¿Cuál es el fruto glorioso de nuestra tierra?”, se pregunta; “sus frutos son niños huérfanos”, se responde a sí misma. La nación tiembla. Otro de los puntos altos del disco es el coro de voces desparramadas que abre paso a una cantante al borde del desmayo trágico cuando entona: “Vivo y muero por Inglaterra”, dando comienzo a ‘England’; ahí su voz suena dolida, cruda, pero sobre todo hermosa cuando declara que su país la deja con “sabor amargo”.
Un piano, que parece haber sido extraído de las sesiones de “White Chalk”, marca la ruta en ‘Hanging With The Fire’; mientras que en ‘Written On The Forehead’ incita a que incendien el escenario devastado por la guerra. Mick Harvey (célebre por su cercanía a Nick Cave) tiene rol protagónico en ‘The Color Of The Earth’, muy reminiscente de la clásica ‘Venus in Furs’ de The Velvet Underground. Además, el músico comparte créditos de producción con la mismísima protagonista del álbum, su fiel colaborador John Parish y el eximio Flood (Depeche Mode, U2, NIN)
“Let England Shake” logra provocar temblores en quien lo oye. Es un disco que se perfila como uno de los mejores del 2011. Habrá que ver lo que dicen (léase cantan) Radiohead y The Strokes con sus nuevos trabajos, porque son los poseedores de la atención. Pero, por su parte, PJ Harvey ha logrado un trabajo que está bastante lejos de considerarse una reinvención, sino más bien se trata de la nueva conquista en una incansable búsqueda por nuevos retos musicales. Su círculo aún está demasiado lejos de cerrarse.