Durante la tarde del domingo, vivimos la tercera versión de Piknic Electronik junto a los amigos de Heineken, una serie de fiestas electrónicas que se celebran al aire libre las tardes de domingo, con el fin de crear instancias bastante fraternales para la familia y amigos. En esta edición, el line up estuvo compuesto por Crazy Chatman & The Neighbors, DJ Haití, Benoit & Sergio y Pachanga Boys, siendo estos dos últimos los cabezas de cartel, cosa que ciertamente pudimos notar apenas subieron al escenario.
Un cuento aparte es la locación escogida para esta fiesta, el Jardín Mapulemu, ubicado en pleno cerro San Cristóbal. Podrás imaginar cómo es que se sintieron los 31.7°C que se dejaron caer sobre Santiago ayer, sin embargo, nada de lo anterior impidió que la gente bailara al ritmo del house, tal como si estuvieran en el trance más profundo. Nada más importaba, sólo pasarlo bien, y es a eso justamente a lo que fuimos.
El público acompañó y aplaudió a cada uno de los artistas que se presentaron en esta extensa jornada de casi ocho horas que duró el evento. Lo más rescatable fue la presencia de niños dentro de este piño de gente, lo que transformó todo en algo mucho más familiar y ameno. Fue chistoso, de hecho, ver a un par de chicos de no más de cuatro años, bailando junto a sus padres tal como lo hacía el resto de las personas, lo que lejos de “agrandarlos”, los hacía buenos partícipes de esta experiencia colectiva.
Fuera de los torsos desnudos, el sudor, los músculos y los shorts ridículamente cortos, el respetable se supo comportar de buena manera. Pocas veces se reconoce al personal de aseo en este tipo de reseñas, pero el trabajo que ejecutaron para mantener limpio el Parque Metropolitano fue excelente, así como también lo fue la predisposición de la gente para facilitarles la tarea. La producción habilitó varios basureros y ceniceros, los que fueron utilizados por todos de manera bastante responsable, cosa que en otros eventos desgraciadamente no ocurre.
Y ahora, lo netamente musical.
La jornada fue abierta por Crazy Chatman & The Neighbors, una agrupación que realizó un live set muy poco prolijo y con muchos errores de sincronización, sin embargo, es rescatable que utilicen una batería electrónica para agregar nuevos sonidos a las mezclas de su set. Tristemente, esto no fue precisamente una ayuda, ya que poco se respetaron los tiempos y ritmos en las canciones que tocaron, ya sea con los golpes del ya mencionado instrumento, o con los samplers de Kraftwerk y Atoms For Peace que ocuparon aleatoriamente en su presentación.
Lo malo llegó hasta ahí, ya que DJ Haití los sucedió en el escenario y tocó una muy correcta lista de canciones electrónicas que hicieron bailar durante cerca de 90 minutos a la cada vez más grande masa de gente que iba llegando al lugar. A medida que su show avanzaba, más y más gente comenzaba a bailar bajo la estructura con sombra habilitada por la gente de producción, en un día que a las 4 y algo de la tarde, marcaba más de 30ºC a la sombra.
A eso de las 5 y media de la tarde, el dúo estadounidense Benoit & Sergio comenzaban a poner sus tracks en las CDJ, y era inevitable verlos y no imaginarse a Román & Castro tocando en Piknic Electronik, ya que la puesta en escena y la propuesta musical del proyecto norteamericano tiene un cierto aire que recuerda a la dupla nacional. Los representantes de DFA Records -entre otros sellos- también hicieron moverse de buena manera a la gente, tocando sus propias composiciones durante 90 bien-bailados-minutos.
Tal vez por la brisa que comenzó a correr entre medio de los árboles, todo favoreció a que la noche cerrara con broche de oro cuando Superpitcher y Rebolledo se subían al escenario para interpretar las canciones de Pachanga Boys, los que lejos de tocar pachanga, realizaron un set notable de buena música dance.
La noche finalizó a las 10 con ellos dos sobre el escenario, y con la promesa de que Piknic Electronik se repetiría el plato durante el mes de febrero, en donde nuevamente Heineken se hará presente en una nueva edición de esta serie de fiestas electrónicas. Hizo calor, sí, pero lo comido y sobre todo lo bailado no nos lo quita nadie.