Nombrar el icónico y perfecto "Bonnie & Clyde" en vano debería ser pecado mortal. El álbum que Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot perpetraron en 1968 es una brutal y excelente colección de canciones divertidas, jocosas, épicas y, ante todo, bellas. Una sola onomatopeya de la explosiva rubia en "Comic Strip" vale más que la carrera musical de la mayoría de los grupos. Pues esa maravillosa (y desavenida) pareja ha sido la máxima influencia para el segundo experimento de Scarlett Johansson en el mundo de la música. Tras el criticadísimo (sin razón) "Anywhere I Lay My Head", la actriz cambia a David Andrew Sitek (TV On The Radio) por Pete Yorn, un cantautor medio folkie medio indie artísticamente correcto; y las composiciones del de Pomona por el velado homenaje al genio francés.
Este "Break Up" se presentó con la jugosa "Relator". Una canción extremadamente pegadiza en la que las voces de Scattie y Pete casan a la perfección, haciendo que las expectativas ante el lanzamiento de este disco se multiplicasen a la enésima potencia. "You don’t relate to me, no girl / You don’t respect to me, no girl". Puro Manos de Topo. ¿Está el resto del disco a la altura de tan excelente tema? No, realmente no. Pero eso no quiere decir que "Break Up sea un fracaso. Nada más lejos de la realidad. Estamos ante una notable selección de composiciones de agradable escucha, como "Wear and Tear", "I Don’t Know What To Do" (en la que Pete Yorn toma las riendas).
Se agradece la buena interacción entre los dos artistas en "Search You Heart" y en "Blackie’s Death" (especialmente en la primera). Scarlett se atreve en solitario (casi) con una versión del tema de Chris Bell (Big Star) "I Am the Cosmos" y no sale mal parada en ningún momento. El disco vuelve a despuntar con "Shampoo". Una bellísima canción que nos tendrían que cantar más a menudo. "Last thing I remember / things were getting better / I’d go anywhere with you". Una pieza a la altura de la frescura de "Relator", pero con un deje más nostálgico. Spleen puro. Dos bonitos duetos desnudos nos acompañan hasta el final del disco ("Clean" y "Someday"), dejándonos un buen sabor de boca y un buen eco en los oídos. No cambiará la historia del mundo, pero nos alegrará las tardes de otoño.