Reseñas
Como equilibristas balanceándose por sus cuerdas entre el ruido y la convicción, Mutrone se lanzan por el difuso acantilado en que se precipita el post-rock para entregar su segundo LP, titulado “Casa Pilar Esquina”. Un disco que, gracias a la elocuencia con que se desenvuelve la banda, consigue un sonido que -como en una afirmación por negación- puede ir hacia todas partes sin llegar a cualquier lado: desde los bajos sincopados de Tortoise al rigor rítmico-flemático de Trans Am, atravesando todo por los acoples cerebrales de Mogwai, para lograr que el ruido sea sonido y se transforme en música.
Ficción: The Strokes se separaron el 2006 tras la tibia recepción a su irregular placa anterior. ¿Qué habría pasado? Sin duda, los lloraríamos; seríamos viudas quejumbrosas repitiendo como una letanía a cada nueva banda hypeada: “Sí, pero no son como los Strokes. Esos sí que eran buenos”. Como sabemos, la distancia del tiempo distorsiona la realidad y tratándose de una banda con tamaño pedigree, esos cinco años habrían pasado en medio de rumores de reunión y ofertas millonarias para el festival de turno. Siempre queremos lo que no tenemos.
Aunque muchos espectadores llegaron para recrear el pasado propio y el de U2, lo primero que experimentaron fue como un salto en el tiempo: el trío inglés Muse tocando en el Estadio Nacional. La visión de una banda que, de seguir con el crecimiento continúo de popularidad que han evidenciado en los últimos años, probablemente llegue a ser plato de fondo en el coliseo de Ñuñoa más temprano que tarde. Credenciales tienen para conseguirlo, como expusieron en esta segunda venida –ahora en calidad de teloneros-, después de haber llenado el Teatro Caupolicán en 2008. Un debut sobre escenarios chilenos que ya estaba afianzado en una respetable base de seguidores, que se ha desarrollado hasta el punto de obtener cierta notoriedad, al menos en internet, reclamando sin éxito un show propio para sus favoritos.
Antes de 1995, el camino de Soda Stereo ya era muy largo; venía poblado de peinados raros, discos capitales (“Canción Animal”, “Dynamo”), peleas y conciertos multitudinarios. Excesos que finalmente desembocaron en “Sueño Stereo”, el último material discográfico realizado en estudio por el trío argentino.
Cada artista tiene su color, su forma; una especie de imaginario que se revela a través de sus obras y que es único para los sentidos de quien absorbe. Si tuviésemos que describir a J Mascis en esos términos (tal como alguien que lee el aura) sería una difusa mezcla de tonos, como la cabeza de un adolescente dispuesto a vomitar los pensamientos que lo remecen. Algo complejo y que ha sido intransigente para el músico, una pincelada de genialidad de sello propio acompañando todos sus proyectos.
Es difícil definir en qué momento de la historia se originó lo que actualmente, de…
A lo largo de estos cuatro años, hemos podido conocer paso a paso los entresijos…
La explosión de bandas y solistas internacionales que han venido a estas latitudes durante los últimos años (en una frecuencia que, no cabe duda, se ha intensificado desde el pasado 2010) tiene dos caras que a menudo se anulan entre sí. Una es la de los precios de la mayoría de estos eventos, asaltos a mansalva a bolsillos que rara vez pueden aguantar la andanada de golpes de forma incólume. Ahí vienen las deudas, las decisiones difíciles y todo lo demás que ya conocemos de sobra. Pero también está esa otra faz. Ese momento cuando lees o escuchas el anuncio de una visita cuyo nombre te es familiar, pero jamás esperaste escuchar en la misma oración que el nombre de tu país, a no ser que hubiera un robusto y soberano “no” de por medio. Y para quienes han disfrutado sus casi dos décadas de carrera, pocos grupos parecían tan lejanos e improbables como Kashmir.
Nicolas Jaar tiene sólo 21 años, es hijo del internacionalmente prestigioso artista visual y cineasta chileno Alfredo Jaar, nació en Nueva York en 1990 (mientras sus padres vivían en la gran metrópolis), pero se vino rápidamente a nuestro país durante su infancia, para luego volver a Estados Unidos en su temprana adolescencia.
Cuenta la leyenda que Rómulo y Remo, nacidos del mismo vientre, fueron criados por una loba para después convertirse en fundadores de una nueva ciudad. Y en un giro característico del comportamiento humano, ambos hermanos terminan luchando a muerte, quedando como vencedor Rómulo, único rey.
En octubre del año 2006, la edición chilena de la revista Rolling Stone engalanaba su portada con una foto de Bob Dylan. En las páginas interiores, el cantautor norteamericano se confesó con su entrevistador, Jonathan Lethem, en un robusto diálogo donde no evadía temas y se despachaba la siguiente declaración, refiriéndose a su entonces recién aparecido elepé “Modern Times”.
“El viento es injusto, nunca sopla a mi favor”, canta la vocalista Alejandra Vaca en ‘Las cosas que no están’, la canción que cierra “Dos”, el segundo disco de Les Ondes Martenot. Han transcurrido casi siete años desde su debut homónimo y la banda ha pasado de tener nueve integrantes a ser un quinteto, pero el continuismo en su obra es apreciable desde el arranque de este nuevo lanzamiento. Música que sigue apelando a la belleza de lo orgánico y cándidas letras que no temen explorar en clichés para salirse con la suya.
Boston. Tres adolescentes se despiden con un abrazo, a la salida del Berklee College of Music. Una mujer observa el gesto afectivo, saca su teléfono móvil y fotografía a los alumnos. Uno de ellos se percata y se acerca a ella.
Otro 27 de febrero histórico, esta vez sin movimientos telúricos, era lo que auguraba la visita de LCD Soundsystem. Debut y despedida en Chile de un proyecto que el 2 de abril, en el Madison Square Garden de Nueva York, dará el último concierto de su carrera. Una década alimentada por James Murphy como ícono de la electrónica y del pulso de la Gran Manzana.
No estaba en los cálculos de nadie, para ser sinceros. Con el lanzamiento del disco…
Por Carlos Torrejón Inglaterra. Terminaban los ’80 y con un movimiento musical desgastado (la escena…
Cuando te enteras de que PJ Harvey está por sacar nuevo material discográfico, sabes que encontrarás canciones que no necesariamente tienen la intención de ajustarse al beat del momento. En esta ocasión, la compositora asume el rol de corresponsal de guerra y relata todos los horrores de un conflicto bélico, mientras su música obtiene un sonido atemporal que contrasta con la dureza de sus letras.
Muchos vieron a Jiminelson durante años como una aventura grupal. Un esfuerzo colectivo entre ambas partes del dúo que hace no mucho firmó aquel notable disco que fue “Amor del Rey” (2008). Pero ese concepto se esfumó hace ya algunos meses, con la partida de Andrés “Chino” Villarroel y las posteriores declaraciones de Gustavo León. Hoy, el concepto imperante es el de pandilla: un conjunto de colaboradores que pueden ir y venir, sin que afecte el resultado final de las cosas.
Había una vez, hace tres años, un netlabel chileno llamado Pandakill. Además de Nueva Orleáns (el proyecto solista de Milton Mahan de Dënver), el sello incluía a Caramelitus, dúo formado por Camila Moreno -antes del disco solista– y Tomás Preuss. Y aunque la disquera nunca prosperó, alcanzó a compartir material de la pareja en su hoy inexistente sitio web oficial. Esas canciones, de atmósferas electrónicas y sobrecogedoras, fueron los primeros bocados de las facultades que ambos músicos, en caminos bifurcados, demostrarían en el tiempo.
El amor, huelga decirlo, se ha erigido como el principal sostén cuando hacemos arte, y el amor en pareja ha sido su costado más explorado. A través de los siglos, ese tópico permanece incólume en su privilegiado sitial. Mirando la situación de esa forma, se antoja increíble que en plena época tecnológica -donde la comodidad y lo superfluo van acaparando más terreno- haya nacido un disco que recurre al sentimiento genuino, al oscuro tránsito en pos de sanar las heridas invisibles, pero profundas, que arroja una ruptura amorosa.
Pasadas las 12 de la noche, subió al pequeño escenario de El Clan el productor guyanés Mad Professor, uno de los responsables de la consolidación de la música dub, discípulo directo de Lee “Scratch” Perry (uno de los fundadores del género) y autor de muchos -y muy lisérgicos- remixes durante la década de los noventa para bandas tan importantes como Massive Atack, Beastie Boys, Jamiroquai o Depeche Mode, entre otros.
Qué importante es “Illmatic”. Vaya lugar común. Siempre es mencionado dentro de las listas, desde las más honorables hasta las más chabacanas, como uno de los discos capitales dentro de la historia de la música en los noventa. Y si bien los números avalan el juicio, nunca queda cerrada la discusión acerca de qué es lo que hace del álbum debut de Nas un trabajo tan especial e influyente. Claramente la importancia de los discos imprescindibles no es una sola, y el caso de estos 10 tracks no dista mucho de aquéllo.
Resistiendo como las paredes de una catedral. La postura de una de las falanges más distintivas de Mente Sabia, después de una década escribiendo párrafos, ha sabido madurar de saludable manera, conservando un paquete conceptual que despliega su creciente coherencia tras cada escucha del nuevo disco de MC Unabez. Fiel al rap, sin muchos coqueteos fatuos, antípoda de la media estilística actual. Así suena este puñado de canciones que no vienen a remozar la escena, ni tampoco a sentar jurisprudencia de lo que debe reinar en los auriculares capitalinos; se trata de más de lo mismo, y lo que suena a reparo se convierte en una virtud, cuando lo que no se transforma es la calidad y el compromiso en los textos.