Reseñas
Por Felipe Mardones En tiempos en que el pop chileno no logra bajarse de la…
Por Rolando Inostroza Hay discos que van creciendo con el tiempo. Que por sí solos…
Por Roberto Oropeza Tras la desintegración de Mano Negra, la rumba no podía acabar de…
Finalmente ya es palpable el regreso de TV On The Radio. Luego de un receso gestado el 2009, en el que sus integrantes Kyp Malone y Dave Sitek aprovecharon de incursionar en formato solista, este 2011 pilla al combo norteamericano ofreciéndonos su quinta placa de estudio, titulada “Nine Types Of Light”, sucesora del aclamadísimo “Dear Science” (Interscope, 2008).
De aquí al próximo año, serán pocas las oportunidades para ver “Mejor No Fumes”. Hasta…
Así como Oddó, Felipe Palma existe para recordarnos que la continuidad del rock chileno es…
Allá por el 2007, los Arctic Monkeys lanzaron “Favourite Worst Nightmare”, su segundo álbum y el primero en dar indicios de que el cuarteto de Sheffield era mucho más que ese pop inmediato y un tanto monocromo con que se hicieron conocidos el año anterior (merced de su debut discográfico, “Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not”). Dentro de este compendio de 12 canciones había una en particular que resultaba especialmente inesperada: ‘Only Ones Who Know’ mostraba una faceta nueva de su música, más sentida, con un tempo y una intención inéditas para lo que se les conocía hasta entonces. En momentos como ése o ‘Cornerstone’ (de “Humbug”, el tercer largaduración de la banda) se encuentra el germen de esta nueva faceta de Alex Turner.
La década de los 70. Cinco hermanas entre 13 y 17 años. Todas blondas, hermosas…
Si lo de ayer fuera la secuencia final de una película, ésta debería llamarse “Trece Años Después”. Sería una cinta de ésas con complejo de montaña rusa, con multitud de ires y venires. El 16 de octubre de 1997, una banda en su mejor momento repletó el Teatro Caupolicán en medio del éxito mundial de su “Travelling Without Moving” (1996), un disco que terminó de consagrar a una agrupación que se había tomado radios y pistas de baile a lo largo y ancho del planeta. Trece años después, “Rock Dust Light Star” (2010) era la razón (o la excusa) para el regreso de Jamiroquai.
Los discos que provocan interrogantes ayudan a sacar conclusiones valiosas o, al menos, dilucidar el…
Durante los últimos años, el pop y algunos géneros musicales tradicionales, e incluso pasados de moda, parecen estar siendo reivindicados con frescura e inquietud dentro de las corrientes indie y la electrónica. El caso de Inglaterra es especialmente particular: el dubstep, uno de los estilos gestados en la isla de manera underground en los clubes nocturnos, ha sido sobreexplotado en su versatilidad por DJs y productores buscando la última fórmula maestra para dar en el clavo de la vanguardia. Es así como el wooble bass y los beats característicos del dubstep purista de mediados del 2000 se han encontrado, de manera pretenciosa, con el techno, el ambient y hasta con la oscuridad gótica en artistas cómo Scuba, Burial, Shackleton y Balam Acab.
El debut homónimo de Caravana tiene todo lo necesario para ser especial. Es el regreso luego de tres años del cantante y guitarrista Rodrigo Santis (líder del grupo Congelador), y también la oportunidad de escuchar una banda formada por la flor y nata del circuito independiente. Durante varios pasajes, Gepe actúa como baterista y comparte créditos en coros con Fernando Milagros, mientras Pedropiedra toca el bajo. Además, están Felicia Morales en cello y Gretchen Schadebrodt en piano, cuyas menciones arrojan claros indicios sobre la identidad del disco.
A principios de los ’90, los ojos y oídos del orbe estaban dirigidos a Seattle. Esta ciudad se transformó en la cuna del grunge, que nacía a fines de los ’80 en los Estados Unidos para luego invadir el resto del globo. El grunge se había apoderado del mundo, y bandas como Nirvana y Pearl Jam eran los líderes de un movimiento que había superado con creces a la competencia.
Pasaron dos años para finalmente dejar de escuchar la gran boca de Liam Gallagher y entrar, sin prejuicios, en materia con Beady Eye, el nuevo proyecto de los ex Oasis. “Different Gear, Still Speeding”, parece encajar perfectamente con su título (algo así como “Diferente equipo, todavía veloz”), de tal forma que la renovada agrupación presenta un disco que podría resumirse como un viaje en una larga montaña rusa, con muchas subidas y bajadas.
Tras pegarle una oída a lo nuevo de R.E.M., la pregunta desciende limpia y desprovista de obstáculos: ¿estamos ante una nueva época dorada de la banda?. Entonces, el desafío llega a un punto esclarecedor: ¿cómo sustentar tan osado calificativo para este trabajo?. Porque, siendo sinceros, “Collapse Into Now” llegó y no situó ninguna revolución musical, ni tampoco transportará al trío de Athens, Georgia, a la cima de las listas de ventas. Esas son consecuencias de mecanismos pretéritos, que difícilmente volverán a repetirse. Y bien sabemos que el éxito dejó de ser medido por esa vara, más aun cuando hablamos de una banda que no tiene que rendirle cuentas a nadie.
Se anticipaba como un fin de semana histórico. En dos días, nuestro país sería invadido…
Pese a que la heroína tiene bajísimos índices de consumo en Chile y a que Escocia está muy lejos (cultural y geográficamente), empatizar con el drama humano de los protagonistas de “Trainspotting” es más fácil de lo que parece. Después de todo, tenemos el mismo e incombustible drama humano a la vuelta de la esquina, en poblaciones cuya juventud sucumbe ante la pasta o la cada vez más popular coca. Para muchos de nosotros, esta película de 1996 fue el primer vistazo a la decadencia que conlleva la adicción a una droga dura y, por tanto, un hito que nunca olvidaremos. Pero, ¿qué sería de esta cinta sin su banda sonora?
Para que esta obra saliera a la luz, o incluso fuera pensada en concebirse, tuvo…
Ni el propio diablo podría haber escrito con mejor hechura la leyenda de este hombre…
Luego del problemático contexto que rodeó la presentación de Charlyn Marshall el segundo día de Lollapalooza, la artista se presentó este lunes en el Centro Cultural Amanda para un reducido número de personas, después de las once de la noche.
El segundo día del sueño americano llamado Lollapalooza partió con buenas nuevas: todos los grupos chilenos que se presentaron desde el mediodía (especialmente Javiera Mena, The Ganjas y Cómo Asesinar a Felipes) salieron airosos de sus shows y el volumen del audio estaba mejor y más fuerte que en la jornada anterior. Ahora sí se podía apreciar un concierto desde la lejanía del pasto del Parque O’Higgins, tal como lo hicieron las personas que prefirieron sentarse a escuchar a Todos Tus Muertos y su mensaje de conciencia social y reggae con actitud punk que cumplió su rol de ahuyentar al calor que arreciaba a la hora de almuerzo. ¿Se echó de menos a Fidel Nadal? Claro que sí, pero tampoco alcanzaba a quitar esa sensación noventera (en el mejor sentido de la palabra) que inundaba el aire.
En noviembre del año pasado supimos que Lollapalooza llegaría a Chile, después conocimos la programación…
La presentación de The Killers en el Teatro La Cúpula implicaba muchas cosas. No sólo era el pie inicial que daría comienzo a las actividades de este fin de semana en torno a Lollapalooza Chile (tras el show de Datarock en el mismo recinto, la semana anterior), sino que significaba el regreso a las pistas de la banda liderada por Brandon Flowers, luego de una temporal ausencia de los escenarios. Se sentía el calor, las expectativas y la emoción entre los más de mil asistentes que repletaron el recinto a la espera del retorno de una de las agrupaciones más exitosas de los últimos años. Este concierto no sólo sería un adelanto del show que darán en el festival fundado por Perry Farrell: además, entregaría señales de lo que se viene para los oriundos de Las Vegas luego de su hiato. Y, justamente, el fin del mundo fue el escenario que eligieron para hacerlo.
El prospecto de la visita de un músico de 62 años, sin importar cuán bien cuidado esté, siempre va a provocar aunque sea un mínimo grado de preocupación. Tal vez no para el público, pero sí para quienes están tras bambalinas y tienen que velar y responder, de cierta forma, por él. Por su performance, su estado físico, su capacidad para aguantar el ritmo de un concierto en vivo ante miles de personas. Anoche, por tratarse de quien se trataba, aquella idea rondaba a la mayoría de los presentes. Los mismos que, aunque fuera muy en el fondo, estaban a la espera de un chasco o algo por el estilo. Y qué tapaboca se llevaron.