Reseñas
The Hives (que no visitaba Chile desde hace cuatro años) se presentó la noche de este viernes en el Teatro La Cúpula, siendo, junto con Passion Pit, los antecesores directos del fin de semana de conciertos del festival Lollapalooza Chile 2013. Y desde un comienzo, Howlin’ Pelle Almqvist (frontman de los suecos) demostró una energía vocal envidiable y sapiencia sobre cómo controlar al público.
Día martes, 20:30 hrs. y la gente seguía llegando en masa al Movistar Arena. La cuarta visita de The Killers a Chile era todo un evento social, de esos a los cuales nos hemos acostumbrado a transformar los conciertos. Ropa de moda diseñada en lotes para lo más underground y poca emoción previa. Ni hablar de aquellas largas esperas para una mejor posición que premiaban la perseverancia y ponían a prueba la paciencia del fanático. De a poco estamos perdiendo esa magia, la que quizás diferenciaba a los espectáculos de música en vivo de todos los demás.
Debe ser un arduo y tupido trabajo producir eventos culturales o espectáculos de cierta envergadura en Chile, como eventualmente podría haber sido éste. Es la única explicación posible para obviar la historia de lucha popular que lleva la Población Lo Hermida, la cual abraza por un costado la vía de acceso al recinto pensado como primera opción para concretar la venida de Violadores del Verso (el Chimkowe), y querer hacerlo la propia noche de la conmemoración del Joven Combatiente. Desde cierto punto de vista hasta podría resultar una ecuación interesante y fundamental, pero en la antesala la concurrencia no lo notó así y la producción se vio obligada a cambiar recinto y fecha en favor de la seguridad. Eso, más un discreto rumor de falsificación de boletos, fue la previa a este nuevo reencuentro -uno de tantos- del grupo español con el público local.
Un disco solista puede ser muchas cosas y puede nacer de una plétora de intenciones. Puede ser un intento desesperado por mantenerse vigente, así como también puede ser desafío personal. Puede nacer de la urgencia de aprovechar el nombre de esa banda de origen o de la necesidad de salir de la zona de comodidad y de, simplemente, hacer algo distinto. En el caso de Paul Banks, basta con una sola oída a sus dos trabajos en solitario a la fecha para saber cuál es la respuesta.
Es innegable que, dentro del cartel del Maquinaria Festival 2012, el primer día estaba cargado al rock, desde la novedad hasta la espectacularidad, con una dosis extra de créditos locales. Nuestros corresponsales en terreno, Miguel Ángel Castro e Ignacio Silva, siguieron de cerca los shows de Mastodon, Cómo Asesinar a Felipes, Cavalera Conspiracy, Stone Sour, Marilyn Manson, Slayer y Kiss. Éstas fueron sus impresiones.
Luego de la accidentada serie de sucesos que precedieron al primer Sideshow del Maquinaria Festival 2012, finalmente Deftones pudo explotar en suelo chileno. No era el lugar más idóneo, tampoco el contexto más agradable, pero las ganas y el aguante de los más de tres mil fanáticos pudieron levantar un show sólido y emotivo.
Cuando el vocalista de una de las bandas esenciales de la historia del rock anuncia visita a Chile, no hay cliché que baste. Pero cuando esa visita esta amparada no en la nostalgia, sino en una producción creativa que le ha sumado laureles a diestra y siniestra durante la última década, los lugares comunes se hacen a un lado y dan paso a la curiosidad, la ansiedad y, por qué no, al misterio también. Y es que no importa cuántos videos o setlists se revisen en línea: la única forma de saber a ciencia cierta qué se traía entre manos Robert Plant era ir a presenciar su liturgia al Movistar Arena.
Por allá por 2008, Tame Impala teloneaba shows de MGMT, You Am I y The Black Keys, entre otros. Con un EP bajo el brazo, estos oriundos de Perth, Australia se comenzaban a hacer un espacio con una sorprendente capacidad de recrear sin demasiada minuciosidad un sonido sicodélico crujiente al estilo de Cream o The Jimi Hendrix Experience. Cuento sabido es el tremendo éxito de su primer elepé, “Innerspeaker” (2010), sustentado en poderosos singles, el arte envidiable de Leif Podhajsky y videos impresionantes por concepto e ingenio, mas que por presupuesto u ostentosa producción. La tónica que ha caracterizado a una banda que parece tomarse las cosas en serio y con calma a pesar de la popularidad que han alcanzado.
No estaba cómoda Kazu Makino. Los problemas de retorno aguaron los primeros minutos de Blonde Redhead en Chile, y la cantante del grupo lo hizo notar. El empalme neoyorquino, perfeccionista hasta la crispación, se lleva pésimo con los errores porque está poco acostumbrado a fallar. Aunque, de no ser por la mención, casi nadie hubiese advertido el contratiempo: la memoria muscular de la vocalista hizo que el apuro pasara desapercibido.
Casi como una especie de contradicción, el debut de Rain Machine en Chile llegó justo en el día más caluroso de los últimos meses en Santiago. Factor climático idóneo, de todas maneras, para un Bar Loreto que en cuanto a ambiente resultó bastante acogedor. Tras un intenso set de los nacionales Perrosky, Kyp Malone salió a escena acompañado sólo de su baterista, formato con que el sonido de los norteamericanos ganó en agallas e intimidad.
La agrupación australiana Tame Impala debutó en Chile trayendo consigo toda la magia de esta productiva isla. Pasadas las 01:00 hrs. del viernes 17 de agosto, los oriundos de Perth salieron a mostrar en nuestro país su alabado “Innerspeaker” (2010) y también a adelantar lo que será su sucesor, “Lonerism” (agendado para octubre de este año).
Carlos Cabezas se creyó el cuento. El sistemático endiosamiento del que ha sido objeto terminó…
Mowat podría haberse subido al carro de la victoria de los solistas que, antes del nuevo pop, acaparaban la atención de los medios digitales en la segunda mitad de la década pasada. Lo hubiese favorecido su nexo con Leo Quinteros y Chinoy, a quienes produjo en “Los Accidentes del Futuro” y “Que Salgan los Dragones”, respectivamente. El acoplamiento a esa camada era natural, pero “Anglia”, el primer disco de este chileno radicado en Alemania, tardó bastante en llegar.
Utilizar como argumento central el concepto de honestidad para hablar de “The Idler Wheel Is Wiser Than the Driver of the Screw and Whipping Cords Will Serve You More Than Ropes Will Ever Do” sería caer en un lugar común y, de paso, omitir aquella cualidad intrínseca de los tres discos que lo preceden. Si en ellos Fiona Apple plasmaba la relación con sus demonios, su último trabajo se entiende como la lucha. Una pelea con puntos de tensión y minutos de descanso y rearme, como un boxeador que recibe un puñetazo e intenta volver a encajar su mandíbula.
Milodonte ha sido muchas bandas bajo el mismo nombre. Eso es lo que pasa cuando los grupos de la época colegial, formados entre amigos, sobreviven la titulación de cuarto medio y crecen juntos. Los gustos y las inclinaciones, de forma natural, van cambiando conforme pasa el tiempo. Formado a comienzos de la década pasada, comenzó como un empalme punk, y todos sus devaneos estilísticos quedaron plasmados en el debut “Guía para los Animales”, de 2009.
Llegado el momento del quinto álbum, Hot Chip parece estar en un punto crítico. Desde las dulces y aletargadas melodías libres de pretensión (“Coming On Strong”), pasando por discos donde el ímpetu bailable y el synth-pop multicolor comenzaron a ser la constante (“The Warning” y su celebrado “One Life Stand”), el grupo liderado por Joe Goddard y Alexis Taylor ha refinado su sonido hasta posicionarlo como uno de los platos más apetecidos del electropop de la última década.
Lo que el show de anoche en el Teatro Caupolicán prometía de antemano era simple, pero interesante: dos dúos europeos, dos formas de hacer beats, dos actitudes, dos sonidos diferentes pero que comparten el sagrado lenguaje del baile. Eso es lo que la dupla francesa Justice y el binomio germano Modeselektor vinieron a hacer a Chile: ni más ni menos que hacer bailar. Con toda la simpleza, clichés y mística que eso implica.
Siempre es grato encontrar una banda chilena que esté dando propuestas de estilo e imagen, de sonido y de lírica, dejando a la poesía como reina de la canción. Con esa métrica candente y aterradora, como debe ser un poema visceral, esos mismos que Pablo de Rokha vomitaba mientras se comía un curanto. “No Pisar el Pasto”, de Terapia Grupal, es algo parecido a eso. Una mezcolanza de versos y post-rock que se agradece.
Era sábado en la noche y, cuando faltaban diez minutos para las 22 horas, Jules De Martino y Katie White iniciaron su primer concierto en Chile con ‘Silence’, track que abre “Sounds from Nowheresville” (2012), su segundo disco. Luego de comenzar el show, la cantante se dirigió al público leyendo un papel que decía: “Mi español es una mierda, así que la voy a hacer corta. Vamos a bailar”. Y puede ser que esta afirmación haya sido la tónica de la hora de concierto de The Ting Tings en el Teatro Teletón. Para bien y para mal.
Los Embajadores tocan juntos desde 2007. En su formación está Walter Roblero, el bajista de Congelador, y Danae Tapia, comparsa de Fakuta y Dadalú en distintos proyectos. Dentro de ese círculo, que también abarca reporteros y blogs de música, el debut del grupo era uno de los más esperados de la temporada. Un pequeño hype a la chilena, entre amigos y conocidos que reconocían lo interesante del quinteto, donde también milita el cantante Cristóbal Gajardo (solista bajo el alias Voz de Hombre).
Era la segunda noche para Steven Wilson en nuestro país. Los comentarios de un show perfecto y emocionante habían llegado a oídos de muchos. No se equivocaban. Lo que se logró sentir y vivir ayer en el recinto de San Diego fue parecido a poder viajar entre las fibras de una tela muy fina, dejarse llevar y entender claramente cada uno de los nexos que unen la amalgama de sonidos, cada una de formas que la componen.