La noche del jueves vivimos el primero de dos conciertos que Nicolas Jaar realizó en Chile, a modo de promoción de su excelentísimo álbum Sirens, y la verdad es que me cuesta encontrar las palabras precisas para describir lo que ocurrió en el Teatro La Cúpula. Pocas veces un artista puede dejarte con la boca abierta durante todo su show, y es que incluso habiendo despachado un set notable de 120 minutos con un solo encore entre medio, el asombro y la sensación de estar maravillados recorrió el cuerpo de todos los que estábamos en ese lugar.
Todo comenzó algo tarde, luego de un extenso set de Mas569 y Aurelius98 (el showcase del sello nacional Cazería Cazador), quienes realizaron una performance bastante correcta y adecuada para la ocasión, lista de canciones que fue de menos a más, claramente calentando los motores para lo que venía después.
Si bien el horario oficial decía que Jaar comenzaría a tocar a las 21:30 hrs., finalmente lo hizo media hora más tarde, ante una audiencia que en un momento comenzó a pifiar a los DJs antes mencionados, sólo por la ansiedad de ver al chileno-estadounidense y bailar al ritmo de sus melodías. Finalmente esto se cumpliría pasadas las 10 de la noche, en donde Nicolas pronunció un escueto “hola, gracias por venir”, comenzando de esta manera su presentación.
Acá es donde todo se descontroló, pero de la mejor forma posible. Una de las virtudes del músico es que conoce a su público y sabe lo que le gusta, así como la audiencia sabe muy bien a lo que va. Nos topamos con una mezcla de electrónica bailable y noise, que generó una sinergia pocas veces vista.
Canciones como ‘Mi Mujer’, ‘Space Is Only Noise If You Can See’ y la notable ‘No’ sonaron fuerte, haciendo que nos moviéramos como si fuera el fin del mundo. Daba lo mismo el calor que se concentraba en el teatro, lo importante era pasarlo bien al ritmo de sus canciones, cada uno repitiendo su propio ritmo y pasos de baile de forma sistemática.
Me gusta decir que lo de Jaar no fue un concierto, sino un reencuentro con quienes lo vieron crecer.
La gracia de este espacio es que es reducido y bastante simétrico, lo que provoca un efecto contrario al que podemos observar, por ejemplo, en el Movistar Arena. Acá el artista está de frente y cerca del público, lo que resulta en un diálogo muy natural entre una parte y otra, aún cuando no existan palabras. Dado lo anterior, Nicolas dio una charla de dos horas que terminó con una sensación de que estábamos viendo el esperado regreso del hijo pródigo a nuestra casa, quien volvió a repetirse el plato el día sábado 28 en el mismo lugar, para fortuna de quienes no pudieron asistir a la primera jornada.
¿Cómo describirlo en una frase? Quizás diciendo que mientras escribía esto, sentía el cansancio de haber bailado durante horas con el showcase de Cazería Cazador y posteriormente con la música de Nicolas Jaar, y ciertamente no hay mejor indicador que este para poder decir con autoridad que la noche estuvo increíble.
Setlist
Killing Time
No
Variations
Leaves
Three Sides of Nazareth
Space Is Only Noise If You Can See
Encore
Mi viejo (cover de Piero)
Fight
Mi mujer
Fotos* Joaquín Cabello