Siempre se ha dicho que Muse es la mezcla perfecta entre Queen y Radiohead. Cierto es que la perfecta voz de Matt Bellamy recuerda por momentos a la personalísima voz de Thom Yorke o que la magnificencia de alguno de los temas suene por momentos a los tiempos de Mercury, pero ellos no quieren ser como los demás. Ellos quieren ser simplemente Muse. Para ello se atreven a lanzar su disco más personal hasta el momento. Nada mejor para cambiar todo que refugiarse en un estudio a las orillas del lago Como y dejar que las musas se aparezcan cada noche.
“The Resistance” es un disco contundente. Tan bello como violento, como ya se encargan de mostrarnos en el single de presentación: la brutal “Uprising”. “They will not forcé us / They will stop degrading us / They will not control us / We will be victorious” reza un estribillo perfecto para los tiempos que corren y que acercan a Muse a la New Wave de los ochenta. Un verdadero rompepistas que se sitúa a la altura de himnos de la banda como “Time Is Running Out” o “Supermassive Black Hole”. Estas directrices marcadas en “Uprising” continúan apareciendo en esta primera mitad de “The Resistance”. Si acaso en “Resistance” se llevan a acercar demasiado al registro Brandon Flowers, ganan mucho más cuando se ponen pseudoexperimentales en “Undisclosed Desires”.
El grandilocuente piano de “United States of Eurasia” nos muestran las estentóreas y verdaderas intenciones de Muse en este su quinto álbum. En esta pieza se mezcla la elegancia de Bellamy con unos coros puramente Glam y un piano que se impone sobre todos los demás instrumentos. Escoger el camino de la divina decadencia para el que debería ser el disco que va a suponer el éxito mundial de la banda de una vez por todas, es un acto tan honesto como arriesgado. El introducir una versión de un nocturno de Chopin en mitad de un disco de rock en 2009 no tiene precio. La épica continúa con “Guiding Light”, pero Muse se dan un respiro con la brutal y guitarrera “Unnatural Selection” y “MK Ultra”.
El último giro del álbum llega con “I Belong to You”, un excelente tema que termina por romperse en el momento en que el mismísimo Bellamy se atreve a entonar “Mon cœur s’ouvre à ta voix” de la ópera de Camille Saint-Saëns “Samson and Delilah”. La locura culmina con “Exogenesis”, una sinfonía de casi un cuarto de hora a medio camino entre la ópera rock y la delicadeza de la música clásica usual (especialmente conmovedora la tercera parte “Redemption”).
Muse se hacen (aún más) grandes y no podemos celebrarlo de otra manera que entonando el legendario grito de “Vive la résistance!”.