Parcialmente eclipsados por mastodontes musicales como Björk o Sigur Rós, los islandeses múm presentan su disco más personal y contenido (según sus propias palabras). Si bien es cierto que la catarsis pierde si los temas son escuchados en disco en vez de en directo, estas nuevas canciones rezuman felicidad y cura existencial (si tienen la ocasión, su directo es completamente imprescindible tanto para duchos en la materia como para no entendidos). La preciosista oda al amor que abre el álbum (“If I Were A Fish”) nos muestra a unos múm más preocupados que nunca en cantar. La preciosista ambientación de la que se apropiaría Björk en su “Vespertine” sigue ahí, pero es ahora cuando podemos disfrutar aún más de las etéreas voces de los islandeses. Con “Sing Along” se abrazan a la electrónica, ambiente que no les es ajeno en ningún momento, y en “Kay-Ray-Ku-Ku-Ko-Kex” a la jam ruidista de su coetáneo Jónsi. Un heterogéneo álbum que nos muestra a unos múm más divertidos y cálidos que nunca, como es el caso de “Hullaballabalú”. Una divertidísima pieza de tres minutos y medio que recoge el testigo de la brutal “They Made Frogs Smoke ‘Til They Exploded” del anterior disco. También hay tiempo para la quietud y la calma en “A River Don’t Stop To Breathe” o “Ladies Of The New Century”, pero también en estos momentos les vemos más preocupados en las voces que en la instrumentalización (perfecta en todo caso). Una de las propuestas más interesantes y diferentes de lo que llevamos de año.