Que Heligoland sean unas islas alemanas no nos importa lo más mínimo. Lo que nos interesa es el “Heligoland” de Massive Attack. Siete años después, Robert Del Naja y Grant Marshall se han dignado en dar continuidad a “100th Window”. ¿Ha merecido la pena la espera? La brutal “Live With Me” del “Collected no sirvió sino para hacernos la boca agua aún más. Un par de escuchas de “Heligoland” confirma el milagro. Ellos lo han vuelto a hacer. Las pistas que nos habían dado en el EP “Splitting the Atom” se ven magnificadas en el largo. Una sinfonía de cincuenta y dos minutos tan oscura como luminosa.
La enfermiza calma de las atmósferas de los de Bristol vuelve como en los tiempos del “Mezzanine”. Hace unos meses ya encumbramos la grandeza de “Pray For Rain” (espectacular en esta ocasión haciendo las labores de obertura) y “Splitting the Atom”, así que es la hora de rendirse ante los siete cortes restantes. Siete que no ocho, ya que la colaboración de Guy Garvey sigue sin funcionar. Si en su remix “Flat for Blade” tendía demasiado al ambiente de The Knife, en esta ocasión la original peca de demasiado björkista. Mientras tanto, la exTrickygirl Martina Topley-Bird emula a Liz Fraser y logra colocarse con su doble colaboración en el Olimpo de las mejores colaboradoras del dúo. Su “Babel” es un verdadero trallazo, mientras que “Psyche” mejora al despojarse de la producción de Christoffer Berg. El plato fuerte viene de la mano de otra fémina. La sibilina Hope Sandoval hace suyo el placer de interpretar el mejor track del álbum, “Paradise Circus”. La anteriormente conocida como “Harpsichord” (no dejen de escuchar la versión en directo que interpretaban junto a Yolanda Quartey en sus últimas giras) se engrandece con una base espectacular de palmadas y confirma que solamente esta canción merece una espera de siete años y más. El reencuentro con Horace Andy no llega a las cotas de “Angel” y Damon Albarn no acaba de explotar en “Saturday Come Slow”, pero “Heligoland” se guarda una bala en la recámara: “Atlas Air”. Una hipnótica pieza de casi ocho minutos en la que logran mezclar Trip-Hop con un cierto toque árabe que se convierte en un verdadero viaje onírico (¿qué habría sido de esta pieza con la voz de Tricky?). Primer disco importante de la década.