Emocionante en capas muy distintas fue lo que vivió el Lotus Stage durante el domingo a las dos de la tarde. Sale la banda, Mariel y los bailarines encapuchados, esos que la cantante presenta orgullosa como el batallón latino que viene a dar la pelea durante los cuarenta y cinco minutos, que aprovechó dándose tiempos para todo.
“Mariel, Mariel, Mariel” repite una voz alterada y controlada por la invitada de la banda, Kinética, y la chilena que se radicó en México por varias temporadas, hace lo suyo: trap, reguetón, chilango y pop, mientras La Cúpula nunca deja de recibir curiosos de las formas y colores más variados, como la misma cantante. Los asistentes no necesitaban bajar más de tres peldaños para entregarse a los ritmos latinos que tiene para mostrar la música que disfrutó cada beat moviéndose junto al batallón.
Es en ‘Foto Pa’ Ti’ cuando ese rito de levantar teléfonos para grabar sucede. Natalia Valdebenito entra en la performance con micrófono en mano, y junto a dos bailarinas, interpretan la canción perteneciente al trabajo del mismo nombre, que vuelve a vincular a Mariel Villagra con su natal Chile. Se nota que aprovechó el momento para dejarlo en claro; aún cuando su acento se escucha raro y combina los desmadre con los cachai, la artista y su banda tienen en claro la importancia de aterrizar no sólo el show, sino que el discurso a la realidad del país. De manera prudente, a pasitos de bebé, algo que debería aprender Weichafe si es que quiere seguir en la línea que mostró el día anterior en su paso por el festival.
Emoción por lo propio, como un cover a Juan Luis Guerra adaptado de manera increíble. Emoción por demostrar que un espectáculo también se construye con otros factores como el baile y hasta el humor. Emoción por lo que hay que cambiar.
“Yo sé que hay hartas cosas que no están bien aquí, pero yo les quiero hablar de la que más me concierne. Basta de abusos, basta de asesinatos, basta de la tortura mediática a Nabila Riffo, basta de decidir por nosotras”, dice evidentemente emocionada la cantante, que con el corazón en la mano y la voz quebrada aclara que es hora de poner límites, de cambiar los que ya existen.
Suena ‘De Los Límites’ y Mariel ya ganó. Mostró lo que tenía para hacer -desde lo musical hasta lo creativo de levantar una presentación-, y abrió su vitrina y cerebro para explorar en conjunto con el público el intercambio-y-cambio que necesitamos. Todos distintos bailando por lo mismo.
Fotos* Maira Troncoso