Es por lo menos inquietante que tan floriturado y docto título de álbum pertenezca a un tipo que confiesa que el hip hop es su mayor disfrute musical. Se trata del Sub Comandante Marcos, germinal miembro de Trovadores Tales y actual hombre de los Rhodes en Como Asesinar a Felipes. Este disco de cuarteto no tiene nada: sólo son dos cornos. pero a ratos suena como si John Williams y sus 50 músicos le hubieran compuesto el réquiem a Yoda.
Aún así, se trata de una obra mínima, escueta en cuanto a contenido, dada a la tersura de las cuerdas del piano y sus amplias posibilidades de experimentación, sin dejar de tener ese gusto amable que posee la música popular, y en donde la premisa pareciera ser juntar ambas orillas, echando mano a los recursos de cámara mas templados y envolventes que las circunstancias permitiesen. Claro, si el tipo pudiese haber contado con la orquesta entera ciertamente lo habría hecho -y así lo demuestra su experiencia con los Felipes-, pero no estuvo dispuesto a esperar que aquellas voluntades y recursos convergieran para poder dar rienda al proceso compositivo.
El resultado de aquello es toda una dulzura. Y ojo, que si algún obseso de esos que estudian composición y notación musical queda prendado de la obra, puede descargarse las partituras trascritas de manera íntegra por el autor de la obra, ejercicio que -cuenta el propio Marcos- tomó mucho mas trabajo que todo el proceso de creación, arreglo y mezcla juntos. Todo porque esos arrogantes cornos no saben otra cosa que leer e interpretar emociones ajenas.
Marcos Meza – Obstinado