Con veinte minutos de atraso, según lo estipulado, que sirvieron para afinar los instrumentos sobre el mismo stage y mientras los últimos rezagados se apuraban en llegar a sus asientos, las luces se apagaron para dar pie con ‘El Cantante’, original del duro de la salsa el gran Héctor Lavoe, pero interpretada solo por su orquesta. Luego del pequeño homenaje al puertorriqueño, Marc Anthony entró al ritmo de ‘Valió la Pena’, con sus clásicos lentes oscuros el artista derrochó carisma y oficio en cada uno de sus movimientos, comiéndose por completo el escenario en cada paso, cada gesto que le hacía al público.
Sobre tres pisos arriba del escenario se repartían los quince músicos que acompañaron a Anthony en escena, ante tamaña orquesta la muralla sonora de timbales, congas, pianos y trompetas convertían cada nota en agujas que picaban sin parar por todo el cuerpo, siendo el único remedio entregarse al ritmo de la salsa y había que bailarla como fuera. Marc Anthony se sentía como en casa, se daba el tiempo de conversar con el público, de recibir regalos de la primera fila y también firmar banderas. El show continuaba con ‘Y Hubo Alguien’, ‘Hasta Ayer’ y la excelente ‘Flor Pálida’, coreada hasta rabiar por los fanáticos.
Uno de los puntos altos de la noche surgió con la clásica ‘Contra La Corriente’, en donde el cantante mostró sus dotes en la batería participando junto al percusionista Jessie Caraballo, quien se robó la película con un solo digno de maestros, un lujo. También tuvo tiempo para rendir honores a Juan Gabriel y José Luis Perales con ‘Abrázame Muy Fuerte’ e ‘¿Y Cómo Es Él?’, respectivamente, que junto a ‘Ahora Quién’ armaron un medley cargado hacia la balada rock -sí, rock- que tomaba ribetes épicos mientras las canciones se tornaban más sufridas y dramáticas.
La fiesta continuaba con la clásica ‘Vivir Lo Nuestro’, momento en que el histrionismo del artista tomaba protagonismo, como si fuera un Mesías de la salsa, al seguir recibiendo ofrendas de los fanáticos, besando a una mujer de público, cantando por teléfono e incluso mostrando su lado más tierno al abrazar a una pequeña niña. El músico dictó cátedra en ‘Te Conozco Bien’, dando paso final a ‘Mi Gente’, parte de la banda sonora de El Cantante (2006). Entre vítores, firmando banderas y vinilos, Anthony se despedía de la primera parte del show.
‘Tu Amor Me Hace Bien’ daba inicio al breve encore que tuvo el cantante, para coronar la noche con el hit ‘Vivir Mi Vida’. Emocionado y agradecido por el cariño de los presentes, Marc Anthony abandonaba el escenario con su orquesta sellando los últimos acordes de la canción.
Marco Antonio Muñiz es la estrella más grande hoy por hoy en lo que respecta a la salsa, lo sabe y lo demuestra a través de toda su performance, manejada al dedillo, desde los juegos con el público hasta la emoción que conmueve al cantante -a ratos exagerada, en otros genuina- pero todo en pos del sentido del espectáculo. Por otro lado, sus músicos se sostienen por sí solos, maestros en cada una de sus disciplinas. El concierto se termina convirtiendo en un verdadero lujo, por donde se le mire.
Cuando iba en el colegio, un compañero siempre me hablaba de Marc Anthony y su concierto que dio en el Madison Square Garden para la cadena HBO en el año 2000 y que luego fuera plasmado en DVD. Me comentaba de lo bacán de la puesta en escena y por sobre todo del gran talento del cantante. Alucinaba cada vez que me lo contaba. En la infinita ignorancia que puede llegar a veces la adolescencia (y cegado por el nü metal), solo atinaba a asentir cuando el Zapata me hablaba del show. Once años más tarde, me veo gozando a concho uno de los gigantes de la salsa por primera vez en la vida.
El Zapata siempre tuvo razón.