A mí nomás me mandan a meterme en una bolsa de gatos, ya que hay que reconocer que Load y ReLoad (que en principio iban a salir como un disco doble) no son los discos mas populares de Metallica. Pero creo que todo se debe a una difamación provocada por aquellos que se quedaron con los días de thrash “ass kicking” metal de los ’80, quienes -y con toda razón- vieron a una banda diferente a la cual amaron y disfrutaron durante esa década de mínimo reconocimiento popular.
Partiendo con una canción digna de película de autos; ‘Fuel’ se convierte en una nueva experiencia desde el comienzo, ya que da un mapa de lo que querían hacer: hard rock que, a pesar de tener velocidad o rudeza, podía ser también rítmico y tener un poco de libertad lirica. Acto seguido viene ‘The Memory Remains’, que muestra un lado más bluesero de la banda y en donde se dan el lujo de invitar a la gran Marianne Faithfull a hacer vocales, que le dan una profundidad de oscuridad que el tema trata de reflejar.
‘Slither’ y ‘Bad Seed’ son ejemplos de lo que decía anteriormente, temas que se preocupan de sonar duros más que rápidos, temas que enorgullecerían a Bon Scott donde se encuentre ya que son capaces de darte una sensación de poder que solo el hard rock puede darte. También está expresa en las canciones del disco el, cada vez más notorio, crecimiento de James Hetfield en cuanto a voz. Harto ha pasado desde esos días en que era un adolescente furioso tratando de no desentonar; a partir del Black Album viene demostrando que puede hacer mas, vocalmente hablando, de lo que hizo en los primeros álbumes. La penúltima canción se llama ‘Attitude’, que viene a reflejar todo lo antes mencionado, es un grupo que tuvo la actitud de ir en una dirección diferente, para ver si podían hacerlo y sinceramente creo que lo lograron, por más que miles o cientos de miles de fanáticos digan lo contrario.