A finales de los años ochenta, en la porteña localidad de Bristol, se configuran nuevas formas de hacer música. “Existe una elevada población del oeste de India en la ciudad, algo asombroso que ayudó a influenciar el sonido y las texturas del lugar. Nosotros empezamos como una comunidad artística denominada The Wild Bunch tocando en St Paul’s, la zona con más influencia India del sector . En los 80′s la policía no entraba demasiado en esa zona por lo que era considerada prácticamente un territorio sin ley y podíamos hacer lo que quisiéramos”, confiesa Grant Marshall, más conocido como Daddy G, pieza fundadora de Massive Attack.
Es quizás esta mixtura y sensación de impunidad las que le otorgan al disco debut de la banda –y sin duda a sus próximos trabajos- ese sabor a libertad y desenfado. “Blue Lines” es, capa por capa, beat tras beat, un éxodo a mejores parajes sonoros. Un periplo que inspiró a una generación a jugar con los sonidos, las velocidades, y a través de ellos crear mundos nuevos.
Hay muchos discos que, por distintos motivos, pueden marcar la vida de las personas. “Blue Lines”, en particular, sella el destino de muchos al enseñar que la plasticidad sí puede existir en la música, y que con un poco de suerte, es posible palparla, jugar con ella y hacerla tuya.