Desde un primer momento los roles quedaron repartidos. La mujer tenía dos opciones: madre o puta. Eva o Lilith. Esta simplista y misógina clasificación claramente no ha salido de POTQ, ni de la mente de Lars von Trier. sino del primer best seller de la historia. La Biblia lo dejaba bien clarito, pero parece ser que a la Ciccone no la cuadraron bien las cuentas en eso de elegir un solo bando. Este "Celebration" debería seguir la estela del glorioso "The Immaculate Collection" y "GHV2". En esta tercera entrega que debería recoger sus éxitos de esta primera década del siglo XXI, Madonna da un paso atrás. En vez de preparar un disco simple con los temas más destacados del "American Life" o del "Confessions on a Dance Floor", ha decidido reunir sus canciones más famosas, de toda su carrera. ¿Podríamos decir que es el recopilatorio definitivo de Madonna? Sí y no. Son éxitos todas las que están, pero no están todas aquellas que en los últimos años han contribuido a su éxito.
Obviamente encontramos sus primeras canciones en las que se nos presentó como una amante de la vida fácil en los ya lejanos ochenta ("Holiday", "Borderline" o "Into the Groove"), su explosión con los himnos "Like a Virgin" o "Like a Prayer", el exquisito retrato de una época en "Vogue" y hits incontestables de su nueva etapa como "Hung Up" o "Music"; pero se echa en falta alguna de esas composiciones que a pesar de no haber tenido éxito en las listas, sí que han funcionado en los álbumes. Hablamos de la bellísima "Nothing Fails", la polémica "American Life", los trallazos "Jump" o "Give It 2 Me" u obviar su cover de "American Pie" y gran parte del genial "Ray of Light" (especialmente "Nothing Really Matters"). Pero no todo son fallos, todo lo contrario. Estamos ante la Ciccone en estado puro, desde la portada hasta el último tema. Estudiada mercadotecnia, glamour de baratillo, músculos y una pizca de rebeldía de salón.
Los máximos alicientes para la compra de este disco (doble, no el simple) son, además de la portada de Mr. Brainwash, dos nuevos temas. El primero "Celebration" sigue la estela de su nueva etapa dance y supone un nuevo capítulo exitoso de la relación Madonna–Oakenfold que termina por funcionar como single. "Revolver" es un tema callejero, en la óptica del "Hard Candy", que no termina de cuajar. Será porque Lil Wayne no tiene la calidad de Kanye West o Pharrell Williams. ¿Reina del pop o slut sin corazón? Seguramente, las dos.