Para que esta obra saliera a la luz, o incluso fuera pensada en concebirse, tuvo que presentarse uno de esos instantes escasos de la historia, de esos que llegan a cuenta gotas, y que los verdaderos iluminados, los predestinados, son capaces de atisbar y plasmarlo para los demás. En 1996, un hombre oriundo de Granada, España, tuvo el privilegio y la osadía de ubicarse justo ahí, para ser protagonista.
Hablamos de Enrique Morente (1942-2010), una verdadera leyenda del flamenco en tierras ibéricas, y que fue presa de una idea tan disparatada en su elaboración como genial en su ejecución. El producto resultante fue “Omega”, un cúmulo de ideas, orígenes, estilos y participantes totalmente disímiles entre ellos, pero que se ensamblaron sin mucho esfuerzo, gracias a la soberbia mano del cantaor andaluz.
De “Omega” puede decirse que es el intento de adaptar al lenguaje flamenco algunos versos del malogrado literato español Federico García Lorca y canciones de Leonard Cohen (‘Take This Waltz’, ‘Priests’, entre otros). También sería interesante acotar que Morente se rodea de un séquito que abarca personajes como los guitarristas José Fernández Torres (alias “Tomatito”) y Vicente Amigo; todos nombres reconocibles dentro del género, que entregan palos sublimes y desgarradores como ‘Vals En Las Ramas’, ‘El Pastor Bobo’ o el impresionante dueto que enfrenta al cantaor con su hija Estrella en ‘Manhattan’. Pero ni aún eso es lo más destacable.
La mayor licencia que se concedió el andaluz fue convocar a las grabaciones a Lagartija Nick, banda que también es originaria de Granada, y que cultivaba su sonido según los estandartes del rock más alternativo. Semejante conjugación podía terminar en un desastre y una burla, más basta escuchar los cerca de once minutos del fúnebre poema para los muertos en el corte inaugural ‘Omega’, para caer rendido antes esta alquimia de componentes que en teoría son como el agua y aceite, pero que en la práctica nos otorgan joyas de la estatura de ‘Niña Ahogada En El Pozo’ y ‘Aleluya’, la impactante revisión del clásico de Leonard Cohen.
A pesar de que la colaboración sólo se materializa en seis de los doce tracks que lo componen, “Omega” significó un modelo tal de evolución musical, que su lugar en el panteón fue aceptado tanto en el mundo del flamenco como en el del rock. Un documento irrepetible, imposible de emular, que significó la definitiva consagración de Lagartija Nick en el concierto de la madre patria, y un nuevo escalón dentro del mito en que se ha convertido Enrique Morente.