No podía dejar pasar la oportunidad. Sin saber y durante todo el evento, tuve la suerte de tener a dos puestos de distancia en la pequeña sala SCD de Plaza Egaña a uno de los testigos principales de los primeros esbozos del rock chileno en los años sesenta. Alguien quien también compartió y experimentó ese espíritu de creatividad, exploración y fraternidad que se conjugó y dio vida a la banda Los Vidrios Quebrados, quienes en 1967 sacaron el seminal Fictions (1967, RCA), con composiciones completamente originales, algo fuera de lo común para la época.
Gracias al entusiasmo y éxtasis de mi compañero que estaba sentado a mi lado y quien hizo el fugaz contacto, al final pude estrechar con admiración la mano del periodista Nicolás Luco, quien hace cincuenta años atrás y con la ayuda de su cámara Voigtländer ejecutó gran parte del material fotográfico que es protagonista importante de lo que nos convocaba: el lanzamiento del libro “Ficciones, Los mil días de Los Vidrios Quebrados”, del músico y periodista Gonzalo Planet, recién sacado y editado por Libros del Pez Espiral en conjunto con Cápsula Discos, que cuenta con una edición de lujo, material fotográfico inédito y comentarios de parte de la banda, específicamente de los miembros sobrevivientes, Juan Mateo O’Brien y Cristián Larraín.
“Fueron años vertiginosos, años de crear y de experimentar. Imagínate que teníamos libertad de hacer lo que quisiésemos… nos daban dos horas para hacer televisión, en un ramo que era “Taller de TV”, y los domingos por la tarde, por ahí como a las ocho y media de la tarde, nos dedicábamos a experimentar y jugar con distintos formatos. Recuerdo con cariño las juntas en la casona donde vivía Juan Enrique, tenía tres pisos y ¡era inmensa!, había una pieza muy grande, llena de muebles de mármol con una chimenea al fondo. Eran años de cambios, participé de las tomas en la Católica, la Chile, fueron años maravillosos”, me comentó Luco respecto a lo que sentía en ese momento y como él había vivido ese período, que en sus palabras y gestos, demuestra que lo atesora con mucha emoción y alegría.
Gonzalo Planet y parte de la banda Matorral, junto con Juan Mateo O’Brien y Cristián Larraín, fueron el soporte musical encargado de rememorar las canciones de Fictions y vaya que lo lograron. Entre canción y canción, O’Brien y Larraín aportaron con comentarios, se rieron y se notó que estaban disfrutando el estar en el escenario ante un público heterogéneo y de todas las edades, que gozó con cada una de las canciones interpretadas y los recuerdos evocados. A lo largo de la jornada fueron sumando invitados, incluido el hijo músico de Héctor Sepúlveda, quienes contribuyeron en lo musical y aportaron a la camaradería que se dio en el escenario.
El apoyo visual que se proyectó, también fue esencial y aportó a la puesta en escena de la banda conformada y a mostrar parte del contenido histórico de “Ficciones, Los mil días de Los Vidrios Quebrados”. Se proyectó al inicio el tráiler del libro, entre medio pasaron fotos de la banda, se recordó la figura de Juan Enrique Garcés y Héctor Sepúlveda y también el cómo habían decidido denominarse Los Vidrios Quebrados.
Al final, tanto Juan Mateo O’Brien y Cristian Larraín, se dieron el tiempo de compartir con el público que llenó la sala. Fotografías, firmas a los discos en distintos formatos, firmas a los libros adquiridos, saludos a sus familiares y a sus fanáticos, entre otras muestras de afecto y admiración, se dieron con total naturalidad y asombro por parte de ellos.
El grito de un entusiasta asistente es lo que marcó la velada, lo que no se debe olvidar, lo que se debe gritar a cada tanto: “¡Larga vida al Rock & Roll!”. Larga vida a Los Vidrios Quebrados, a su obra y a su crucial aporte a la historia de la música chilena.