La vida de millones de chilenos se divide en dos partes: la penuria de los días de trabajo y el consabido desquite del fin de semana. La falta de plata es el principal problema, uno que se bifurca y ramifica en decenas más. Para sobrellevarlos, abstraerse o enfrentarlos, la jarana actúa como el remedio universal. Es una realidad esquizofrénica, pero que, al ser prácticamente irrefrenable, está arraigada a la identidad nacional. Y es ahí cuando bandas como Los Gatos Negros, a través de un rock frontal y asequible, surgen para capturar el panorama. Érase una vez en América es la tercera producción de este grupo nacido el 2002. Que aparezca bajo etiqueta CFA (el sello de los imprescindibles Fiskales Ad-Hok) no es mera casualidad, sino el reflejo de que la conciencia social sigue siendo el leitmotiv de muchos músicos. Esto explica también la gran cantidad de invitados en este elepé, entre los que destacan Camilo Salinas, Álvaro España y el saxofonista Keko Hermosilla.
Alejadas del panfleto fácil, las letras del disco dan cuenta del agridulce cotidiano en el que transcurre la existencia de la gran mayoría, ésa que yace oculta entre la indiferencia de los medios y los pisoteos de la clase dominante. Ahí Los Gatos Negros encuentran inspiración para desplegar historias crudas con total honestidad. ‘Arleen’ habla sobre una chica pobre que logra terminar la universidad, pero que ve truncadas sus ilusiones laborales por culpa "del prejuicio habitual de la presencia personal". En ‘Delincuencia’, el trío alude a la opresión de los que no tienen voz en las noticias y -para confirmar su desprecio a las mentiras de los informativos- Edo Agrela canta "CNN te miente como quiere, CNN te mete todo el pene" en ‘CNN’. La artillería del trío también alcanza para atacar a los ricos que se drogan con receta médica, mientras apuntan con el dedo al narcotráfico en las poblaciones (‘Pastillas’) y para embestir contra la homofobia en ‘Destápate’.
Basta una pizca de reflexión para darse cuenta de que nada de esto es inventado. Pero Érase una vez en América es un álbum colmado de idiosincrasia chilena y eso quiere decir que no todo puede ser tan terrible. O quizás sí, pero al menos hay suficientes cojones como para encararlo. Por eso las canciones de esta placa expelen aroma a juerga y cantina, una emanación que se vigoriza en las pistas más fiesteras, como ‘Ven Latina’, ‘Pasiones y Traiciones’ y ‘El Amargo Sabor (Se Pasa con Vino, No con Amor)’. Es que darse cuenta de la crueldad del sistema no significa que sea necesario abandonar el trasnoche, ni dejar de empinar el codo al ritmo del blues y el rocanrol.