Luces del Puerto es la clase de disco cuyas canciones sientes que te sabes, que ya las has escuchado antes, aunque recién las vengas conociendo. Ahí radica su principal fortaleza y, quizás, el argumento que algunos usarán para descalificarlos. No, aquí no hay nada nuevo. Sí, suena como Los Bunkers y Los Tres, pero, ¿qué tan necesario es romper esquemas? Dejémosle ese trabajo a otros. Bandas como Los Coléricos no proponen innovación, pero sí vienen a engrosar el catálogo nacional de buenas canciones. Con eso basta.
Letras que hablan de amor, estribillos recordables y guitarras beatlescas. La quintaesencia del pop. De eso se trata Luces del Puerto, un álbum que demoró tres años en salir y que, si bien no es fiel al excelente show en vivo del grupo, evidencia que estamos ante una banda rebosante de talento. En su debut, Los Coléricos despliegan una decena de tracks (más uno escondido) prolijos, sencillos y eficaces. No es fácil tomar inspiración de la escuela británica sesentera y salir bien parado, pero ellos son capaces de hacerlo. Ése es un logro por sí mismo.
Desde el cinematográfico instrumental ‘Es la Moda’, hasta los arreglos de trompeta en ‘Enfermo (Lo poco que doy’), los temas de esta placa son parejos en cuanto a calidad. Eso sí, hay algunas pistas que exigen a gritos ser singles, como ocurre con ‘Olvida la Tregua’ o ‘No Basta Para Mí’. A pesar de su juventud, Los Coléricos se manejan con fluidez en el arte de enganchar rápido al oyente, como evidencia ‘Calas Blancas’, el primer corte del álbum. Luces del Puerto es un dato buenísimo para los amantes del rocanrol directo, sencillo y de aire despreocupado. Ideal para este verano.