Sonido a ratos punk, a ratos garage rock, pero siempre pletórico de actitud. Con voz y aroma de mujer, el segundo disco de las LiLiTS responde a todos los cánones que se pueden esperar en este género: canciones breves y certeras, salpicadas de frases precisas que –cuales calcomanías- se te pueden quedar pegadas en la frente cuando menos lo esperes.
En Sueltas, precisamente es así como suenan: cómodas, a gusto, plenas en todo momento de sí mismas. La seguridad de Javiera, Bernardita y Masiel en su propia música se refleja por inercia en la calidad instrumental, en los matices y cambios de sus temas. Por sí solas no pasan desapercibidas, y la producción de un experimentado como es Andrés Godoy (en conjunto con Gianni Luna y las propias LiLiTS) ayuda en gran medida a poner énfasis en los redobles y acordes necesarios. Mención especial para el arte de este trabajo, detalle muy interesante: no hay booklet como tal, sino un póster del lanzamiento de este CD, con las letras impresas atrás (una minucia, quizás, pero una que grita DIY por todas partes).
También es cierto que momentos realmente memorables, de esos que quedan indelebles en tu memoria por días y semanas, no hay muchos (‘Hay Algo’, ‘Yeah Baby!’ o ‘Niña Engreída’, sí lo son). Pero la sensación de satisfacción -aquella que siempre surge al haber escuchado un buen disco-, la certeza de que estas señoritas van in crescendo, e incluso la expectativa de algo aún mejor, son perennes e innegables. Si aún no le has puesto oído a las LiLiTS, puede que ya sea el momento de que lo hagas.