Más de ocho horas de música repartida en dos escenarios fue lo que nos entregó el LeRock Fest el pasado fin de semana en Infante 1415. La iniciativa nacida tras la inquietud de reunir al nicho del post-rock y sus ramas en nuestra ciudad, partió el jueves con un show en Valparaíso que presentó a los peruanos de Kinder mostrando su álbum Migraciones, y a los nacionales de Tortuganónima. Ambas agrupaciones se repitieron el plato el pasado sábado con la primera edición de esta actividad, que también contó con conversatorios y entrevistas a una serie de bandas durante la jornada principal.
Calor, vacaciones para algunos, y hartos pedales que lograron reunir a más de trescientas personas para disfrutar de la amplia parrilla iniciada por Baikonur a eso de las dos de la tarde. Osorezan siguió la aventura, los argentinos de 500k hicieron lo propio con evidente sorpresa, y le dieron paso a Lerdo, banda que armó mosh y calentó motores para lo que venía. Una tarde amplia en sonidos, siempre con la integración de ellos y su público como bandera.
Kinder fue recibido por un grueso de asistentes ya comprometidos y expectantes por el trabajo de los peruanos, e Inverness sirvió de anfitrión con su habitual pulcritud para dejar toda la explosión a manos de La Ciencia Simple, encargados de cerrar el escenario LeRock ubicado en el subterráneo del centro cultural.
Pero como buen festival, la opción de vivir dos conciertos en un mismo recinto se hizo presente, y en plena entrada se ubicó el escenario 1415, donde la organización apostó por Kinética, el argentino Nicolás Aimo, y Sistemas Inestables, que demostró fiel fanaticada que se mantuvo fija para el paso lúdico-apresurado de Animales Exóticos Desamparados. Lleno total y los regalones del math-rockero santiaguino, Tortuganónima, cierran esta primera y bonita instancia de reunión.
“Hacer este festival era un sueño hace harto tiempo y se pudo materializar de la mejor forma: se hizo a puro corazón y ganas, y lo importante es que estrechamos un montón de lazos con nuestras propias bandas, y también con quienes colaboraron desde Sello Ladrido, Argentina y Perú”, dicen desde LeRockPsicophonique. Y son precisamente los músicos extranjeros los que dejaron en claro la fortuna y sorpresa de que “existiera tanta buena onda y calidad en esta reunión del estilo”, anhelando a que se transforme en una tendencia latinoamericana.
Los amigos del post-rock se juntaron en todas sus formas y colores, abrieron el espacio para otros proyectos, y armaron la primera pasada que deja cuentas alegres para los corazones de los creadores y sus asistentes. Porque los buenos sonidos pueden más que los apagones inesperados y los calores subterráneos.