Le tenía cero fe a Lenny Kravitz. Mi idea de su show consistía en un montón de singles antiguos que buscaban activar la glándula del recuerdo del oyente, y que en base a eso, pasaría con un cuatro morado el trabajo de hacer contra peso al otro headliner de la noche: Kendrick Lamar.
Al final, mi idea de su show no pudo ser más acertada (en parte), y eso se notó desde el comienzo, con ‘Fly away’, uno de sus grandes singles y que dio comienzo al espectáculo de la mejor manera posible. Entre tanto salto y grito, era complicado notar al comienzo el esplendoroso gorro que Kravitz estaba usando: una suerte de boina rasta que contrastaba con el resto de su look de rockstar. Después lanzó ‘Dig In’, otra sandía calada para el público. Pero al final del tema, se pudo escuchar el comienzo del fin: cortes intermitentes en el audio completo de la presentación que hicieron parar el show de Kravitz por poco más de media hora.
Esto fue algo realmente alarmante, trayendo los recuerdos del Vietnam que significó el atraso de instrumentos en el Lollapalooza pasado. Lamentablemente, el festival sigue teniendo este tipo de problemas, y si bien se entiende que es algo fortuito, no deja de dar rabia el atraso que significó esto porque Kravitz, sin importarle nada, terminó su set después de volver al escenario, aunque quitando siete temas de la lista que se encuentra presentando durante esta gira casi sin variaciones, desde hace prácticamente un año. Mención más que especial para su bajista, la gran Gail Ann Dorsey, piola haciendo el trabajo pesado, y el guitarrista llevándose el foco con unos solos y ropas sacados de los Greta Van Fleet, quienes pudieron prender al público de nuevo con un jam de blues.
Después siguió con lo suyo: ‘American Woman’ -con un outro de ‘Get up, Stand up’-, ‘It Ain’t Over Til It’s Over’ y una versión de ‘Let Love Rule’ de más de 10 minutos que incluyó un furioso mensaje contra las corporaciones y un llamado a dejar que el amor mande. Todo desde el escenario Banco de Chile.
Al final, Kravitz cumplió exactamente lo que mi cabeza pensó que iba a hacer, pero lo hizo tan bien que dejó perplejos a muchos de los que lo veían como un número menor para el lugar en el que estaba en el lineup. El final llegó con ‘Are You Gonna Go My Way’, un temazo que lamentablemente se vio opacado por las altas expectativas de ver al verdadero headliner de la noche. Pero, a pesar de las críticas que se le pueda hacer a la producción o lo obvio del show, Kravitz logró salir con la cabeza en alto. Por supuesto, es Lenny Kravitz.
*Portada: Javier Torres