La banda búlgara más británica del planeta presenta por cuarta vez su candidatura al trono. El resultado: triunfo. “Velocifero” logra contentar a los fans de siempre (ha cosechado mejores ventas iniciales que nunca, incluso al otro lado del Atlántico), pero no aporta nada nuevo. Las etéreas voces de Helen Marnie y Mira Aroyo suenan perfectas como siempre, así como una producción impecable de la mano del propio grupo y de figuras de la electrónica como el trendy Vicarious Bliss y Alessandro Cortini (cabeza visitible de la banda Modwheelmood y teclado de Nine Inch Nails desde 2005). La cuestión es que “Velocifero” tiene las mismas virtudes que los discos anteriores de la banda, pero también acomete los errores semejantes y tampoco cuenta con singles tan certeros como “Playgirl”, “Seventeen” o la gigantesca “Destroy Everything You Touch” para solventarlos. Estamos ante el cuarto álbum de una banda que continúa mostrando su altísimo potencial para la música electrónica con cierta tendencia gótica pero que muestra una falta de ambiciones pasmosa, que difiere mucho de la reinvención musical que ha realizado Goldfrapp en su notable “Seventh Tree”. Ladytron parece estar opositando para seguir siendo un grupo anclado en las altas horas de la madrugada de los festivales españoles. La gran novedad del LP es la inclusión de dos temas en búlgaro: “Black Cat” y “Klevta”; dos temas anecdóticos que no aportan mucho al conjunto del disco. En el lado de lo destacable se pueden citar “Deep Blue”, “Ghosts” (acertada carta de presentación, tras la filtración de “Black Cat”), “I’m Not Scared” y sobre todas ellas, la poderosa rompepistas “Runaway”, que constituye la canción más memorable de este “Velocifero”.
Ladytron "Runaway"