Repetición, quiebre, repetición, quiebre. Y fuego. Y confeti. Repetición, quiebre, repetición, quiebre. Más fuego. Más confeti. Kevin alias Kevinho tiene tan solo 20 años, e incluso así queda como maestro de ceremonia y guía de todo un Perry Stage que no debe superar los 16, en promedio.
Colaboraciones con Dennis DJ y Anitta y un hit con casi (¡!) mil millones de visitas en Youtube, fueron suficientes para que el oriundo de Campinas reventara el Movistar Arena. Convengamos que hacer que pase eso no es muy complicado; hace años la tónica se ha vuelto el salto, pero el punto destacable de Mc Kevinho, es que lo hizo con sonidos que sabemos reconocibles en nuestro inconsciente, pero con códigos tan modernos para que no se le pasen a nadie, ni a los inexpertos en bossa, ni a los demasiado jóvenes para conocer el axé.
Funky estricto. Pa Ta Ta Tu Tu Tum. Remixes diabólicos que se fusionaron con pasajes de Brasil y el mundo. De Daniela Mercury a de The Next Episode, pasando por el Bella Ciao, aprovechando de dejar harto papel picado en el recinto. Monótono a ratos; repetición, quiebre. Una fórmula en la que es muy simple sentirse pasadx en edad, aunque no sea el caso.
La fusión de todos los sonidos que puede reconocer un joven de 20 años, que tuvo una hora -y un poquito más- para recordar su país, ese enorme pedazo de tierra que solemos dejar de lado al contemplar el continente, pero que en versión funky EDM logró perpetuar más que la fiesta facil y los potos.
La antesala milénica para quienes esperaban a la familia Veloso, la fiesta novedosa para aquellxs aburridxs de los djs gringos, el oasis de recuerdos para quienes fueron de curiosxs, y la estampita latente de lo maravilloso que puede ser dejar la pretensión de lado. Repetición, quiebre, repetición, quiebre. Nunca está de más un poco de fuego, mucho menos de confeti. Brasil en su esplendor.