Ahora nos damos cuenta de que el CD era un formato erróneo e intentamos regresar poco a poco al formato padre: el vinilo. Llámenlo mejor calidad de audio, impresión superior del artwork, el encanto de ver la aguja caer o esnobismo puro y duro, pero lo que sí que es cierto es que el radical comienza a recuperar el terreno que perdió dentro de las tiendas de música a finales de los años noventa. Dentro de este movimiento, encontramos una selecta gama de 12 pulgadas españoles (desde Veneno hasta Las Grecas, pasando por Los Brincos o Los Bravos) que han sido recuperados y reeditados bajo la batuta de Vinilissimo. Una colección de tirada limitada que cuenta con Las canciones malditas de Kaka de Luxe como joya de la corona.
Nunca se ha llegado en España a una perfección tan punk como con Kaka de Luxe. Ni siquiera eso de “prefiero joder con ejecutivos que te dan la pasta y luego vas al olvido”. Las canciones malditas es el primer y único álbum de un grupo legendario que supuso la conjunción de artistas que años después conformarían el corazón de la Movida madrileña: Carlos Berlanga, Olvido Gara (futura Alaska), Enrique Sierra (Radio Futura), El Zurdo (Paraíso), Pablo Martínez, Nacho Canut (Pegamoides, Parálisis Permanente, Dinarama y, posteriormente, Fangoria) y el pintor Manolo Campoamor.
Cuarenta minutos escasos que resumen los espídicos nueve meses de existencia del grupo. El “un, dos, tres, cuatro” que acompaña el comienzo de casi todas las canciones confirma el carácter inmediato, más cercano al demo que a un producto finalizado, de sus composiciones. La terriblemente actual ‘Viva el metro’, el ataque al respetable en ‘Pero que público más tonto que tengo’, la emancipación violenta de ‘Rosario’ y la loa al cruising que es ‘La tentación’ han terminado siendo himnos de esa llamada Edad de Oro de la música española. Impecable patada en los cojones.