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Primero fue un preciosista libro bajo el nombre de “Riceboy Sleeps”. Una pieza de coleccionista de estremecedora belleza en la que Jón Þór Birgisson y Alex Somers ilustraban una historia sin guión con mil y una estampas infantiles, enmarcadas siempre en una atmósfera onírica impresionante. Esta rara avis merecía tener una continuidad y eso es lo que ha ocurrido tres años después. El adorable “Riceboy Sleeps” se ha convertido en música y la adaptación ha sido perfecta. Este disco es una contundente obra musical de una hora de duración tan compacta como etérea. Un verdadero remanso de paz instrumental que traduce la belleza de la obra primigenia y nos traslada a un lugar utópico, cercano a la imagen que todos tenemos del lugar de residencia de Jónsi & Alex, Islandia. La hermosura de piezas como “Happiness” o “Atlas Song” son un verdadero chute de soma en vena. Las referencias y etiquetas comienzan a bombardear nuestras mentes: dream pop, noise, unos Fuck Buttons sin maldad, My Bloody Valentine ralentizados,… pero al dinamitarnos la cabeza con “Indian Summer” sólo nos sobrevuela un solo nombre: Sigur Rós. Esta referencia no es desafortunada ya que Jónsi y Alex no son otros que la cabeza visible del grupo islandés Sigur Rós y su novio Alex Somers (de los notables Parachutes). No estamos ante el sexto álbum de Sigur Rós, ni son descartes ni caras b, todo en “Riceboy Sleeps” huele y suena a nuevo. Este disco supone una mayor experimentación por parte de Jónsi, más cercano que nunca a sus proyectos alternativos electrónicos bajo el sobrenombre de Frakkur. Este LP también supone el retorno de las encantadoras Amiina en las sesiones de grabación, lo cual podría suponer una pista de su posible participación en el nuevo material que Sigur Rós nos depara para 2010 (año elegido también para el lanzamiento del primero disco en solitario de Jónsi. Este chico no para). Para fans, especialmente recomendable el EP “All Animals” que acompaña a la edición especial de este disco.