Ah, la explosión de fines de los noventas. Qué puñado de grupos notables que aparecieron en simultáneo, con el ímpetu de la juventud y la necesidad de mostrar una voz propia. Yajaira, Diacatorce, Familia Miranda. La lista es mucho más larga, una generación riquísima en ideas y talento. Y en medio de todos ellos, los hermanos Gómez, Álvaro Guerra, la gran Bernardita Martínez y una placa que (desde su título en adelante) es toda una atípica declaración de principios.
Sintonizar el Ruido es un trabajo con personalidad, con propiedad. Desde las circunstancias (crear tu propio sello para publicar tu música y la de tus amigos y compañeros de escena) hasta el sonido. Cruza de influencias noventeras (imposible negar ese aroma Nirvanesco que destila buena parte de las composiciones de Guiso) con el punk blues de Jon Spencer (culpable directo de la progresión genial que compone ‘Lento Voy’), un espíritu garage a toda prueba y horas de concreto crujiente bajo las zapatillas. Porque la ciudad -no como telón de fondo, sino como cuasi compañera de caminatas nocturnas- es un ingrediente fundamental para lo que estas canciones dicen y son. Porque temas como ‘Bar’ o ‘La Muerte y el Dinero’ son imposibles de crear sin esa vorágine respirándote en la nuca.
Pero, y aunque el cansancio se cruza con el escepticismo en gran parte de estas letras, aquí no hay sólo catarsis. También, escondida para quienes quieran encontrarla, hay una dosis de esperanza a la vena. “Busco, vivo, historias para cantar”, reza ‘Calle’, el último track. Una meta, una realidad, un mantra. ¿Cuántas acepciones puede tener una frase? Las que se quieran, mientras se crea en ellas y se las desee con suficiente anhelo. En los dedos y voces de este cuarteto, tales palabras no son un mero grito panfletario, ni sólo un coro con buen gancho para tararear por días. Son una verdad hecha disco, doce temas y cincuenta minutos. Afortunadamente, los primeros de muchos.
Video: Guiso – Debe Ser Mentira