Existen días en que el ánimo esta decaído, como que todo nos provoca flojera. Esos días en que sentimos que no queremos a nadie es sumamente necesario escuchar delicados sones como éstos. Es que escuchar a Greg Weeks no es algo que cualquiera pueda realizar. Su cuarto disco, The Hive, es una experiencia oscura, llena de recovecos introspectivos en los que lo espacial y lo tangible se transforman en la única salida de ese triste episodio de la vida.
En fin, desde el primer track nos lleva por un mundo de melancolía, evocando en instantes al Pink Floyd en pleno Dark Side Of The Moon, cosa que no le quita mérito a este disco. Es más, la onda que crea en tu entorno es de un bienestar solitario, en los que la nostalgia y la lluvia son parte de los instrumentos utilizados por Weeks. Sin embargo, hay momentos en que entre las nubes aparece el sol. Cabe resaltar el tema que le da nombre al disco. Una sonoridad envolvente, hipnótica, oscura, que te transporta al ocaso de la existencia misma. Una buena producción para esos momentos en que todo se ve más oscuro que de costumbre.