El concepto de one-hit wonder no necesita mayor explicación a estas alturas. Hace rato que dejó de ser exclusivo de los “entendidos”, ya está tatuado a fuego en la cultura pop y sus listas. Hay otro término que se le parece, pero no es lo mismo: el one-trick pony. Un one-trick pony es alguien con habilidad limitada que supera las expectativas gracias a un gran talento, un truco. Pero sólo uno.
Llevado a la música, se utiliza para hablar de aquellos artistas o bandas que, más allá de su calidad, arman una buena carrera (y superan con creces los quince minutos de fama) en base a un hit cuyo éxito es tal que, comercialmente, nunca lo superan ni se le acercan. Peter Bjorn and John, por ejemplo, fue catalogado así por muchos tras ‘Young Folks’. Y algo similar ocurrió con Foster The People cuando ‘Pumped Up Kicks’ se transformó en una suerte de fenómeno.
Si alguien creyó que este trío era un nuevo one-hit wonder, a estas alturas ya fue corregido. El paso de los meses sólo ha visto un continuo crecimiento de su público a nivel mundial que, por supuesto, va de la mano con el fuerte aval que aún significa estar amparado por una discográfica multinacional. Pero decir que ésa es la única razón de su buen presente sería negar un par de verdades sonoras bastante evidentes. Como, por ejemplo, la astuta fórmula de armar un disco siguiendo la escuela sonora de Phoenix y -sobre todo- del “Oracular Spectacular” de MGMT.
No es coincidencia que ‘Helena Beat’, ‘Call It What You Want’ y ‘Houdini’, todos temas que responden a pie juntillas a esta teoría, hayan sido singles. No es casual que su otro sencillo, ‘Don’t Stop (Color on the Walls)’, sea un ejercicio exitoso de pop chicloso que no pierde su sello. No es mero capricho que productores como Paul Epsworth (que en los últimos años ha trabajado con Adele, Friendly Fires y Florence and The Machine, entre otros) hayan sido reclutados para asesorar “Torches”. Lo que podría haber sido un one-trick pony terminó siendo un álbum sólido con varios aciertos, como consecuencia de una dirección escogida a propósito y que ha dado resultado. Un one-hit wonder puede ser fruto del azar. Un año de éxito sostenido, no.