Luego de dos cancelaciones de su concierto en Chile, una por un problema en las cuerdas vocales de Yannis Philippakis y otra por temas de agenda, esa frase cliché de la deuda musical toma un poco de sentido con Foals en Chile, aunque todos lo sabemos: los músicos no nos deben nada. La banda por fin volvió a escenarios locales el miércoles 12 de octubre, luego de telonear a Red Hot Chili Peppers el 2011 y participar el 2013 de Lollapalooza, con un Teatro La Cúpula con entradas agotadas.
Pasadas las nueve de la noche, se apagaron las luces y comenzaron a sonar los acordes de ‘Prelude’. Desde ese momento en adelante, fue un viaje acelerado con lo mejor de su discografía. Un show que hace rato la banda se merecía y que el público espero años. Con un sonido apabullante, Foals dio rienda suelta a quizás el mejor show que el público podía esperar y quizás este año de suspensión le vino bien al quinteto británico.
Esa noche pudimos ver esa mezcla que hace especial a la banda. Una mixtura de modernidad, orden y cálculo que al mismo tiempo juega con momentos de explosión que parecen no ser medidos. Ese sentido especial es el que tienen sus canciones, las que comienzan tímidas y llegan arriba de forma paulatina. Quizás el mejor ejemplo de este talento dentro de su trabajo es ‘Spanish Sahara’.
A pesar de ser una excelente noche, hubo ciertos problemas en las rejas bajo el escenario. Las vallas colapsaron y se vivió un momento muy tenso entre asistentes, el equipo de la banda y los fotógrafos acreditados de prensa. Esperamos que este tipo de hechos se puedan evitar en un futuro, para que los conciertos sean seguros y existan realmente para lo que están hechos: espacios para crear buenos recuerdos.
Durante la noche, a pesar de estos problemas, la banda entregó postales que sus fans recordarán felices. Yannis pidiendo disculpas por sus cancelaciones pasadas, un setlist con temas extras, un sonido impecable, un teatro repleto, público entregado al cien por ciento y una banda agradecida y feliz.