Por Bayron Ríos y Alex Miranda
El Festival Neutral de este año buscaba hacer una diferencia con los años anteriores, con más de doce bandas participando, dos escenarios principales y uno entero dedicado a la fiesta post-show. Entre otros detalles, estaba la elección del cartel, que iba desde E.C.S.D.L.Q.H.P, pasando por Yanei, Congelador, Bronko Yotte, Diego Lorenzini y Niña Tormenta. Además de eso estaba invitada la nueva sensación del bloque: Gianluca. Y para los más viejitos, una reunión que nadie nunca creyó ver: Taller Dejao. Básicamente, la mesa estaba servida para el éxito.
El sábado fue una fecha especial para la música en la capital, la oferta de diversos eventos (Campo Abierto, el mismo festival y otras tocatas alrededor de la ciudad) hacían difícil la decisión de cuál elegir. A pesar del abanico de posibilidades, a las 17 horas ya había un gran número de asistentes en la explanada de Matucana 100, que disfrutaron de toda la emocionalidad de E.C.S.D.L.Q.H.P, mientras otra porción se encontraba en el teatro principal disfrutando el show de Kinética. Con el aforo casi completo, Emiliana Araya propuso un show más contemplativo pero a la vez de mucha intensidad, que se movió entre un pop más experimental a una electrónica de corte más orgánico, más instrumental. Toda una experiencia sensorial en una de las mejores presentaciones del festival.
Caso aparte lo vivido con Congelador, banda seminal en la historia de Quemasucabeza. Celebrando sus veinte años de historia, los hermanos Rodrigo y Jorge Santis junto a Walter Robledo brindaron un viaje sónico, digno de las dos décadas de ruedo que tienen como conjunto. En cuarenta minutos el trío no dio respiro alguno, fue una sesión neural en donde las secuencias, loops y las enormes capas sonoras fueron los principales protagonistas en la explanada del recinto de Quinta Normal.
La tarde caía y los colores del arrebol le regalaban la postal perfecta a Fármacos, quienes jugaron a los sonidos más calmados, de una cadencia sensual que se acrecienta aún más con la figura de Diego Ridolfi arriba del escenario. ‘Siempre Tú’, ‘Cuando Quieras’ y ‘Quiero Conocer tu Mundo’ marcaron la pauta para una presentación que comenzó de manera tibia, pero que tomó fuerza a los pocos minutos de iniciado. Consolidado como uno de los nombres fuertes dentro de la escena actual, Ridolfi y compañía cerraron el show con ‘Belleza’, dando paso a uno de los platos fuertes del festival.
Con un retraso de poco más de 10 minutos, Gianluca salió al escenario ubicado en la explanada. El sol ya se había ocultado, o quizás todavía le faltaba un poco, pero lo importante es que estaba oscuro, las pantallas y luces enfatizaron de una manera brutal el comienzo del show. Lo sé porque estaba al fondo y quise ir de inmediato al frente.
Gianluca mostró todo lo que tenía, en un show donde -según él mismo dijo- era el primero que hacía sin autotune, algo que se notó ya de antes de que hiciera esa acotación. En vivo siempre ha tenido un tono más alto para cantar, lo que -al menos para mí- nunca ha sido un problema, porque es algo que va vinculado con la estética y el mensaje más que con la pulcritud -como si es el caso de Bronko Yotte, pero ya llegaremos a eso.
El show tuvo sus mejores momentos en el R&B de ‘A tu manera’, con una versión realmente hipnotizante de la canción de su último trabajo G Lov, las perreadas y coreadas ‘No te vayas’ y ‘Rosas’-de su primer mixtape SSR (2017)- y el punto más alto: ‘Vórtex’ de su EP del mismo nombre. El bailarín improvisado y Tyto Kush en los teclados también fueron buenos momentos. Lo único que se le podría criticar es que en varias canciones la guitarra restaba más de lo que sumaba, como si estuviera buscando en vivo qué tocar en el momento, una improvisación no lograda. Eso y que no compartiera el caño que se fumó en nuestras caras.
Felipe Berríos se subió al escenario con el retraso que dejó Gianluca. Con una puesta en escena sobria que consistía en la “B” y “Y” en forma de NY clásica de Bronko Yotte. La banda -Macarena Campos y DJ Pérez- se notaba afianzada. En vivo, el rapero entrega, como ya se dijo, algo que Gianluca no tiene en su menú: pulcritud, lo que no es malo, pero es una manera diferente de entregar el mensaje.
Hablando del mensaje, a veces las voces se perdían y no se entendía, pero es algo que suele pasar en conciertos, sobre todo al aire libre, cuando el viento te premia o castiga, dependiendo de tu ubicación. Eso sí, esto no afecta en la percepció del buen nivel que siempre tienen los shows de Felipe y sus compañeros, músicas y bases que en esta oportunidad de vieron potenciados con la participación de un contrabajista que hizo que los temas tomaran un flow más jazzero. Lo que comenzó a cimentar el camino para lo que sería el mejor momento del set.
Si bien la gente prendía, se notaba que el espacio era más holgado que en Gianluca. Los temas de Nimbo EP de 2017 se conocían, pero no era nada en comparación a la cantidad de gente que se sabía los temas de Gala. Y es precisamente entre los temas de ese disco donde, paradójicamente, están los dos extremos del show: ¿lo mejor?, ‘Del Mantel” con Franz Mesko, que gracias al contrabajo ya presentaba al conjunto como una mini banda de jazz, si bien es un truco conocido para los que ya han visto a Bronko, siempre es una buena carta de presentación para los que no.
¿Lo peor?, ‘Prenda’, la canción acústica y cantada que cierra Gala y que contó -al igual que con Mesko- con la participación de los mismos que ayudaron en la versión de estudio: Matías Cena y Felicia Morales. La canción -tanto en estudio como en vivo- no despega hasta que entra Felicia y en ese momento ya es muy tarde. Fuera de esa maña, se agradece que Bronko busque cosas nuevas e incluso las presente frente a un público, mucho mejor que lo haga a que se abstenga.
Tras lo hecho por Berríos y compañía, llegaba el turno del plato principal de la jornada: el regreso de Taller Dejao luego de 14 años de su última tocata. ¡Y qué lindo es ver a Gepe sin ser el constante centro de atención!, en realidad, qué lindo es ver una banda que en su sonido quedó suspendida en el tiempo, pero que el nuevo contexto de una “reunión” y siendo la gran atracción de Neutral, hacen que tengan una onda completamente distinta.
Taller Dejao fue un buen ejercicio de nostalgia que permitió que gente que nunca los había visto, se encontrara con esta banda que no se casó con ningún estilo específico y cuya gran virtud está en la comunicación tan fluida de los paradiddles en la batería de Gepe y Javier Cruz, con su particular forma de rasguear las cinco cuerdas de su bajo, mientras mutea las que no necesita.
Al final, como explica Daniel Riveros en la entrevista que les hicimos, el creador de la mayoría de las letras era Javier, pero también es el encargado de las melodías, que a lo largo de set van mostrando nuevas formas de desarrollarse. No es por nada, pero después de ver la otra entrevista que hicimos en POTQ –el Cuestionario Miss 17-, en vivo me hizo mucho sentido la primera respuesta que da Javier, sobre su disco favorito de la infancia: el Kill ‘em All de Metallica, como todo buen metalero actual o en rehabilitación sabe, tenía a un pedazo de bajista que a veces hacía lo mismo que Javier hace todo el tiempo que dura el set de Taller Dejao, y la máquina de nostalgia deja de funcionar.
Si tuviera que decir mejores momentos diría que ‘Sol de Oro’ de las primeras que tocaron, ‘No Quiero Querer a Nadie’ y la constante sonrisa de Javier que cada vez que veía me ponía feliz a mí. De puntos malos creo que es más subjetivo, tienen canciones tan diferentes que las que no me gustan a ti no son las mismas que a mí, pero lo que sí, ninguna sonó mal. Es solo una cosa de gustos.
Tras la sólida presentación de Taller Dejao, tocó el turno de cerrar el escenario principal bajo el alero de Niños del Cerro. Con un marco menor de gente, repasaron los temas de su segundo disco Lance (2018). A pesar que ya no provocan la misma efervescencia que hace tres años atrás, chispazos de esos momentos se vivieron con ‘José de Los Rayos’ y ‘Nonato Coo’.
La banda puso punto final a la música en vivo en la explanada de Matucana 100. Pasada la medianoche, los más estrictos continuaron la fiesta con los live set que se desarrollaron en el Sala Bunster del mismo recinto.
Desde el peluseo de Neutralito hasta la sonrisa permanente de Javier Cruz, el Festival Neutral fue una celebración de principio a fin, que demuestra porqué las cosas que son hechas con amor y constancia pueden llegar a festejar, sin apuros, otros veinte años más de historia.
*Fotos por Valentina Palavecino